Explotación sexual y trata de personas dos realidades que no queremos ver por Nuria Hernández

 Explotación sexual y trata de personas dos realidades que no queremos ver por Nuria Hernández

La droga sólo se puede vender una vez: quien la compra, la consume y se acabó.

Un arma o arsenal sólo se vende una vez: quien recibe el dinero no la vuelve a ver.

A un ser humano se le puede vender al día 60 veces, y al día siguiente otras 60 veces más.

 

La esclavitud y la explotación de seres humanos nunca han dejado de ser una realidad, que, aunque desde las distintas normas, se ve prohibida y sancionada, lo real es que está a la vista, disfrazada de otros nombres, pero que, en el fondo, tienen como base de la explotación de un ser humano.

Hoy 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional en contra de la Explotación y Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, fecha que fue promulgada por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de personas y como su nombre lo indica, nos hace referencia a la importancia de reconocer que, en la realidad tan lamentable de la trata de personas, existe un gran sesgo hacia las mujeres, las niñas y los niños.

Y es que de las 11 modalidades del delito de trata de personas que señala la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de junio de 2012, tres de ellas: a) la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, b) el matrimonio forzoso o servil, y c) la adopción ilegal de persona menores de dieciocho años, son realidades que enfrentan de manera mayoritaria las mujeres, las niñas y los niños en todo el mundo.

Solo basta revisar estas cifras que arrojan diversos estudios:

  • Las mujeres y las niñas representan el 99 % de las víctimas del trabajo forzoso en la industria del sexo comercial.
  • Tanto mujeres como niñas, suponen el 95 % de las víctimas de trata con fines de explotación sexual.
  • El 58 % en otros sectores y el 84 % de las víctimas de los matrimonios forzados.
  • Las mujeres representan más de dos tercios (68 %) de las víctimas registradas.
  • Una de cada cuatro víctimas son personas menores de edad. Esto supone el 18 % de las personas sometidas a explotación laboral forzada y el 21 % de niñas y niños en situación de explotación sexual.
  • Las ganancias ilícitas totales del trabajo forzoso a decir de la OIT, son de casi USD 32 billones anuales, de los cuales se estima que el 67 por ciento se deriva de la industria del sexo.

Como podemos observar, la trata de personas, además de ser un delito, representa una violación a los derechos humanos y una, manifestación clara de las inequidades de género, pues como nos arrojan los datos estadísticos, la mayoría de las personas sometidas a la trata con fines de explotación sexual, son mujeres, niñas y niños.

Esta realidad de trata, se acompaña por lo señalado por la ONU que nos informa que, a escala mundial, el 35 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por una persona distinta de su pareja, sin que estos datos incluyan el acoso sexual. Aunado a lo anterior señala que 15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo, y tan sólo un 1 por ciento de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional[1].

En México los resultados de la ENDIREH indican que 66 de cada 100 mujeres de 15 años o más de edad que viven en el país han sufrido al menos un incidente de violencia de cualquier tipo a lo largo de la vida. El 43.9% de ellas han sufrido violencia por parte de la pareja actual o última a lo largo de su relación mientras que 53.1% ha sufrido al menos un incidente de violencia por parte de otros agresores distintos a la pareja a lo largo de la vida.

De acuerdo con los resultados de la ENSU tercer trimestre 2020, se estima que, de los presuntos delitos registrados en las averiguaciones previas iniciadas y carpetas de investigación abiertas, los principales delitos cometidos en contra de las mujeres son los relacionados con el abuso sexual (42.6%) y la violación (37.8 por ciento).[2]

Estos datos estadísticos nos obligan a revisar por qué la cultura de la violación, del abuso y la explotación sexual está tan arraigada en nuestra sociedad, a partir de un conjunto de creencias, poder y controles patriarcales normalizados y hasta justificados, y cómo esta realidad por resultado, revictimiza a las mujeres y fomenta el sentido de culpa y miedo para su denuncia.

La encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH)[3] 2016[4], señala que el 78.6%, no solicitó apoyo y no presentó una denuncia, entre las principales razones por las que no solicitaron apoyo o no denunciaron las agresiones físicas y/o sexuales se encuentran que el 19.8% por miedo a las consecuencias, el 17.3% por vergüenza y el 10.3% por qué no quiere que su familia se entere, es decir, el peso moral que le da la sociedad a este tipo de delitos donde tiene como eje de análisis el comportamiento de las mujeres como responsables de generar la violación; este absurdo pensamiento sigue siendo una realidad que sigue fomentando por un lado una cultura de tolerancia y normalización a la violación y por el otro una cultura de culpa eterna por hacer creer a las mujeres que son las causantes de que esto pase, esto a su vez fomenta la grave negación de esta realidad y fomenta la intimidación por parte de los agresores, por eso ¿por qué extrañarnos de que las víctimas de violaciones no denuncien inmediatamente? cuando al hacerlo cae el peso de la moralidad sobre ellas.

Esta realidad se ve reflejada también en el delito de trata de personas, la tolerancia, la explotación sexual y la normalización de las violencias fomenta el abuso de los cuerpos de las mujeres y de las niñas y niños, e invisibiliza la gran cantidad de casos existentes en el delito de trata de personas con fines de explotación sexual.

Punto importante a trabajar para frenar este delito, es la deconstrucción de las violencias que ejercen los hombres, de manera concreta, analizar la participación que tienen estos últimos en que cada día el delito de trata de personas en la modalidad de explotación sexual sea uno de los más cometidos.

Es necesario también, trabajar firmemente en la reeducación de los niños desde temprana edad, de manera concreta en la forma en la que se sigue cosificando el cuerpo de las niñas y de las mujeres.

Como señalaba el representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México, Diego Palacios:

Cuando analizamos el rol de los jóvenes varones y hombres adultos en la trata sexual, debe de contemplarse que este millonario negocio se sostiene con el dinero que los tratantes pagan por el producto de esa explotación. Y que existen grupos que enganchan y captan niñas y mujeres, sin embargo, hay un grupo aun mayor, que es esta demanda que origina, permite y perpetua este delito.

Es necesario reforzar las legislaciones que siguen justificando la cosificación de las mujeres y sus cuerpos, evitando la complicidad que sustenta el patriarcado desde la norma, incluyendo reformas educativas que hablen con toda claridad de esta realidad y ayuden a prevenir este delito desde etapas tempranas, generando mecanismos de denuncia anónima y permanente, así como espacios especializados en el acompañamiento de las víctimas de este delito, y lo mas importante crear refugios especializados para su atención.

No hay clave mágica para acabar con la violencia contra las mujeres, lo que es cierto, es que, desde la sociedad debemos de dejar de tolerarla, justificarla, normalizarla o fomentarla y desde las autoridades asumir el compromiso por prevenirla y sancionarla, el delito de trata de personas en la modalidad de explotación sexual debe de dejar de invisibilizarse y tolerarse como sociedad.

Deja de cerrar los ojos, denuncia.

Para mayor información te invito a consultar este texto:

15.pdf (unam.mx)

[1] UNICEF (2017). A Familiar Face: Violence in the lives of children and adolescents, págs. 73 y 82

[2] COMUNICADO DE PRENSA NÚM. 568/20 23 DE NOVIEMBRE DE 2020 PÁGINA 2/2 https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2020/Violencia2020_Nal.pdf?fbclid=IwAR2hD5mR1ZesgmWv1zCf6Ww1ms_ohgA2ubrA9whsw1jFfMcI-iHKuUyOHbA

[3] https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/endireh/2016/doc/endireh2016_presentacion_ejecutiva.pdf

[4] La ENDIREH mide la dinámica de las relaciones de pareja en los hogares, así como las experiencias de las mujeres en la escuela, el trabajo y la comunidad con distintos tipos de violencia.

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Nuria Gabriela Hernandez Abarca

Maestra en Ciencias Penales y Criminalísticas y Medicina Legal Forense por la Escuela de Derecho de la Barra Nacional de Abogados. Ex titular de la Seimujer Michoacán.

1 Comment

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