Sin turistas ni excesos, en Janitzio se honra a los difuntos
De manera histórica la isla de Janitzio luce un 1 primero de noviembre sin gente, sin turistas y con pobladores que siguen sus tradiciones con las medidas de prevención de contagios de coronavirus dictadas por las autoridades.
Año con año, la isla más grande del lago de Pátzcuaro es el destino de miles de turistas -nacionales y extranjeros- que visitan el lugar para ser testigos de una de las celebraciones más antiguas y representativas del país, del estado y, sobre todo de la región: la Noche de Ánimas.
En este 2020 la propagación de COVID-19 cambió el panorama por completo; las actividades culturales y masivas se suspendieron en busca de evitar la aglomeración de personas y con ello el riesgo de contagio. Por esta determinación derivada de las recomendaciones de las autoridades en materia de salud, los pobladores de la isla anunciaron el “cierre de sus fronteras”.
Y aunque los pobladores, la gran mayoría de ellos dedicados a la venta de productos y servicios turísticos se han visto severamente afectados por las bajas ventas, la suspensión de las actividades que atraen a los turistas es como “un respiro” y una oportunidad de rescate de sus tradiciones.
Leonel Gabriel Campos, secretario del consejo de vigilancia de Janitzio afirmó que la gran afluencia de turistas que atrae la celebración de la Noche de Ánimas ha desvirtuado su tradición, ya que llama la atención por igual, de quienes buscan conocer y adentrarse en el misticismo de esta tradición que aquellos que solo lo usan de pretexto para cometer actos impropios como beber en exceso y drogarse.
Consideró que entre las nuevas generaciones existe un desconocimiento del misticismo del encuentro espiritual entre vivos y muertos y por ello “vienen y bailan, toma, gritan corren y dejan de lado la tradición”.
Hoy, sin fiesta ni alcohol, sin visitantes ni paseantes, los habitantes de la isla honrarán a sus muertos. Por días han trabajado en la construcción de ofrendas y arcos de flor de cempasúchil que, junto al aroma del copal, la luz de las velas y los olores de los alimentos que disfrutaron en vida, guían a las almas al encuentro con quienes los recuerdan y veneran en este plano.