La UNAM entre Tirios y Troyanos. Por Carlos Eduardo Cornejo Ballesteros

Finalmente, tras verse en medio del fuego cruzado de las indirectas presidenciales y de las presiones de la oposición, la UNAM a través de su Rector, el Dr. Enrique Grauer Wiechers, fijó su postura respecto al caso de plagio del que se acusa a la Ministra YasmínEsquivel Mossa. El críptico comunicado de Rectoría mediante el cual se invitaba a los medios de comunicación a una rueda de prensa para el pasado 20 de enero, generó toda una serie de expectativas en torno a una posible sanción para la ex canidadata a suceder la presidencia de la SCJN.
El tono de dichas expectativas alimentó la decepción de lo que fue a la postre el posicionamiento de la máxima casa de estudios. Curiosamente, gran parte de la oposición – la más beligerante en contra de los modos y formas del Presidente–, coincidía con éste en torno a que el Rector se había lavado las manos y evitado su responsabilidad para emitir una sanción. Para este bloque, lo anunciado por Graue, no fue sino un refrendo a lo que llamaron cobardía, falta de carácter y sumisión ante las acres críticas del anfitrión de las mañaneras presidenciales.
En este sentido, cabe resaltar que la decisión no carece de asertividad, además de que no entra en el fangoso escenario que le daría a López Obrador los elementos – ya de por sí cotidianos- para salpicar de politiquería a la presenta administración de la UNAM y a la sucesión venidera. Se debe resaltar que, el Rector fue claro y no dejó a dudas sobre la conducta plagiaria de Esquivel Mossa, señalando lo doloroso y lo grave que resulta para la UNAM este caso.
Tras el reconocimiento, provino la decepción para muchas personas. Graue secundó al Abogado General de la Máxima Casa de Estudios, al admitir que no existe en la normatividad universitaria disposición alguna que sancione al plagio ejercido por el estudiantado puma. El presagio sobre la invalidación del Título de Licenciatura a la Ministra Esquivel se desvaneció, no así las críticas y consignas dirigidas al Rector, las cuáles escalaron a un franco nivel vulgar, en muchos casos confundiendo una decisión apegada a la normatividad con la falta de gónadas masculinas.
Esta desazón, alimentada en gran parte por la lógica de confrontación y ocurrencia belicosa de López Obrador, exhibe a gran parte de la oposición, misma que por un lado crítica y señala los exabruptos impositivos y desprovistos de toda legalidad del Gobierno actual; y por el otro, demandan una sanción que no tiene sustento normativo y que implicaría una decisión unilateral tomada al calor de la presión pública.
Para otro sector, con el cual coincido, la ruta señalada por Graue es la correcta, ya que no toma la vía fácil del castigo a modo, ni la de expiación a presión delPresidente. Esto siempre y cuando se cumpla con lo que prometió y adelantó el pasado viernes. Primero, no puede seguir la Universidad Nacional con una ausencia de mecanismos para prevenir, investigar y sancionar el plagio, se le requiere dotar de estas atribuciones; segundo, se debe mantener informada a la ciudadanía sobre el proceso de dictamen y resolución que vaya tomando el Comité de Ética en relación a tan penoso evento; tercero, la sanción no puede pasar de un simple apercibimiento, dada su visibilidad pública, política y mediática. De forma ponderada, fundada y motivada con apego a las pruebas que valore la Comisión de Honor y Justicia, la Ministra Yasmín Esquivel debe ser sancionada no para el deleite revanchista de unos cuantos, sino en beneficio de la propia comunidad estudiantil de la UNAM y del quehacer de las y los servidores públicos en nuestro país.
La decisión así tomada, no ha de satisfacer ni a Tirios ni a Troyanos, pero le dará un refuerzo a la Autonomía de la Universidad, de frente al Poder Presidencial y a los intereses de una oposición que sólo reacciona y no propone.