A la sazón… La botana por Netzahualcóyotl Ávalos Rosas

Buenas tardes señores y damitas, pasajeros y pasajeras todas. También compartimos el saludo a los niños a las niñas, así como a las chiquitas hermosas que nos iluminan con su sonrisa esta tarde vespertina del ocaso vivencial. Aquí yo, Genovevo, su servilleta, y… mi compañero Ausencio, -el que parece que no está-, les venimos presentando a los frutos secos, una rica botana compuesta por distintos tipos de nueces. Se trata de riquísimas frutas cartílagas de la floresta nacional, y allende las fronteras, que se caracterizan por no contener mucha agua, aunque sí rete harto sabor.

Son un súper alimento. El snack saludable. Un mixsabroso palantojo. La gusgería del futuro, la que le ayuda a bajar de peso sin esfuerzo. Digamos que son unos frutos con propiedades muy sabías, muy pensadas, muy concentradas. Un tentempié, sin igual, avalado por la división de nutrición de la Universidad de Minnezota.

Para el recreo de sus hijos, pa´la colación de la oficina, pa´los deportistas, pa´la canija hambre del mediodía, pa´hacerse guaje en el parque, o pa´reavivar fuerzas cuando estas…de plano menguan. Para esa caminata vigorosa por la montaña, o si quiere quedar bien y ahorrarse una lanita en el cine. Son re curiosos palromance con su novia, o con su esposa -¿por qué no, señor?- Y como dice esa canción cubana: “si te quieres con el pico divertir”… ¡Ahí te llevo tú paquete, güerita!

¡Llévelos, llévelos!… caben donde quiera. Son pequeños, fáciles de guardar, de transportar, de comer. No requieren cubiertos, ni refrigeración, ni calentarse, ni nada. Se acomodan justo como para compartir con los amigos, con la familia… y también con los seres queridos. Donde quiera… cuando quiera. –Allá mi Ausencio, dale a una bolsa a la china preciosa.

Nada más y nada menos. Se trata de cápsulas de proteínas vegetales, adicionadas con fibras dietéticas, y un porcentaje alto de grasas oleicas y linoleicas de las buenas, de las que caen bien, de las que provocan que fluya la sangre, palpite el corazón, y brille toda la blonda cabellera, señito. De veras. No se chivee. Se va a usted a ver más rete chula comiendo rico, verdad de dios.

Y si no lo hace por belleza hágalo por salud, y por la de su prole. Mire: ayudan a reducir los niveles de colesterol malo y aumentar los buenos. Que si el chamaco es gordo, flojo y tragón, pues dele sus nueces, porque le ayudan a saciar el apetito con bien pocos carbohidratos, pero con harta energía de lenta absorción y de última generación; además, aportan vitaminas, minerales, y son la pura eminencia para disminuir el estrés y la fatiga. Y es que llevan su cuota bien medidita de ácido fólico.

Por si fuera poco son de los pocos alimentos que contienen fósforo, así que le van a encender de volada las funciones cerebrales. Para que este bien activo, bien prendido, bien acá, y no tan allá. Además, trae sustancias bioactivas bien exóticas como los flavonoides, que son de importación y sirven para evitar la ancianidad prematura. –Usted no se agüite, don… Y si se trata del miocardio, pusel famoso Omega 3 es de los ingredientes de buen corazón que vienen incluidos en nuestro paquete especial que le venimos ofreciendo, sólo por hoy.

Así que ya lo sabe, y ahora que está enterada no se resista, marchanta. Ya sabrá que la mejor manera de superar la tentación es cayendo en ella; porque además de aceitosos, de gusto dulzón y para nada culposo, los frutos secos son de-li-cio-sos. ¡No se resista! ¡Pruébele, ándele!

La nota, la receta, el remedio

• Los más recomendables son: nueces de castilla, de la india, de macadamia; almendras, pistaches, y avellanas.
• No confundir con frutas carnosas. Esas son suculentas y se deshidratan para su conservación.
• Es favorable consumirlos crudos, sin cocer, ni tostar, ni condimentar (nada de caramelos, ni salsas, ni sal agregada). Se deben comer tal y como salen de la cáscara.
• Cuarenta gramos al día (aproximadamente 1/3 de una taza), aportan las vitaminas, minerales y energía que requiere el organismo antes del Ave María del mediodía.
• Deben guardarse en recipientes de cristal o porcelana, en lugares, oscuros, secos y ventilados.
• Cuando se compran no debe haber polvillo entre ellos.