A ojo de buen cubero, paso de migrantes hondureños… qué sí y qué no

Gran polémica ha causado el tema de los migrantes sudamericanos, en su mayoría hondureños, por su “paso” sobre el territorio nacional camino al vecino país del norte; el suceso ha dado lugar a diálogos de sobre mesa, discusiones laborales, diferencias en redes sociales, posicionamientos encontrados del Presidente constitucional y del Presidente electo e incluso reflexiones en el baño, así como mediáticamente la oportunidad de mostrar simpatías o animadversiones.
Como primer punto de análisis, está la forma en la cual arribaron un gran número de personas a la frontera sur de nuestro país, con la intención de ingresar a México presuntamente de paso a los Estados Unidos de Norte América. Mujeres, hombres, niños, familias enteras huyendo a la inseguridad, escases de trabajo, hambre y una larga lista de angustias y carencias sociales –no muy diversas a las prevalecientes en algunas zonas de nuestro país- que están pasando en su lugar de origen y por ende buscan una mejor vida.
De pronto, se encontraron con la frontera mexicana distinta a la de siempre, una con puertas cerradas ante la avalancha humana en total caos pretendiendo entrar, según las fuentes oficiales la justificación era implantar el orden.
Aquí el primer punto polémico:
¿La reacción de nuestro país fue la correcta? ¿Estuvo bien o mal el hecho de enviar fuerza pública? ¿Debió dejarse la frontera totalmente abierta a fin de dejar el acceso cuando y a la hora que quisieran? Sin tener los pelos de la burra en la mano como dijera mi tía Pilar, guiado solamente por imágenes televisivas y videos en redes sociales, se aprecia el intento de ingreso por la frontera, el cual tal vez no fue el más correcto, coincidirá usted amable lector: el orden guarda las cosas y éste brilló por su ausencia, originando un caos, según se observa de la imagen del padre con su hijo en los brazos o la señora protegiendo con su cuerpo a una niña ante la turba corriendo, sin duda impresionantes, ante esto cuál, considera usted, debía ser la respuesta ¿Abrir las puertas permitiendo la entrada masiva sin saber siquiera los datos básicos de identificación? Ajeno a realizar un juicio de valor anticipado, pero ¿Cómo asegurarnos que entre la gente trabajadora y honesta, no venga alguien pretendiendo evadir la acción de la justicia en su país de origen? Esto a colación de las críticas al Gobierno de Peña Nieto por enviar policía federal a intentar contener el ingreso, a fin de controlar e imponer orden.
Ha existido un sinfín de voces inconformes inquiriendo cómo nos atrevemos a criticar las posturas anglosajonas ante la migración mexicana, si en su concepto México está actuando en idénticos términos que la patrulla fronteriza; respetuosamente difiero, no recuerdo un éxodo tan masivo de paisanos, menos aún la pretensión abierta ante los ojos de las autoridades de saltar las vallas o empujar a los “polismen” dicen en mi pueblo, para abrirse paso al vecino país.
Segundo punto, ya entró un número considerable de humanos, al parecer la gran mayoría están siguiendo en caravana su rumbo al norte del continente, aclaro al parecer porque no hay un registro confiable del ingreso, y por ende nunca sabremos si los mismos salen por alguna vía de nuestro país. Se ha visto la respuesta ciudadana quienes de inmediato se volcaron a donar agua, alimentos y ropa a las personas de la expedición; por otra parte, el Gobierno de la República implemento el Plan “Estás en tu casa” a fin de proporcionar a los migrantes atención médica e incluso escuela para los menores, una identificación oficial mientras se regulariza su situación migratoria, la cual sirve también para permitir el libre arribo a los albergues de Chiapas y Oaxaca, además de acceder al programa de empleo temporal, señalando dos requisitos para calificar a tales beneficios:
1. Encontrarse en cualquiera de los estados mencionados, y 2. Haber solicitado su ingreso o refugio ante el Instituto Nacional de Migración; nuevamente esta acción ha causado polémica, pues un gran número de personas señalan primero deberían atenderse las problemáticas locales.
Algo que también invita a la reflexión es ¿Cuál será el futuro de los migrantes cuando lleguen a la frontera con los Estados Unidos? ¿El Gobierno de Donald J. Trump les permitirá el ingreso? ¿Están preparados los estados del norte de nuestro país para recibir esa cantidad de personas? ¿Les podemos ofrecer un espacio humano y digno al menos para pernoctar y cubrir sus necesidades básicas? ¿En caso de no lograr el acceso, volverán a sus países de origen o permanecerán en México? ¿La solidaridad mexicana alcanzará para financiar su regreso o en su caso se aumentará el índice poblacional de nuestro país?
Seguramente coincidimos, México se caracteriza por su hospitalidad y solidaridad, históricamente se ha dado refugio a miles de extranjeros, recordemos tan solo el gobierno del General Cárdenas con aproximadamente 25,000 Españoles quienes huían de la guerra civil y del franquismo, entre 1934 y 1940.
La gran mayoría tenemos un familiar o amigo el cual, por diversas causas, ha migrado a otro país y siempre esperamos un trato humano y digno, sin embargo también estoy seguro coincidimos, dichas personas están obligadas a cumplir con las leyes del país donde ahora residen, entonces ¿por qué no esperar lo mismo de quienes están en el nuestro? No podemos, ni debemos ser ajenos a las necesidades y desgracias que aquejan otras latitudes, sin embargo ante la realidad nacional, tal vez sea la ONU o la OEA quienes debieran tomar parte en este problema internacional, a fin de prevenir un genocidio o un conflicto bélico, pues los Estados Unidos ya han anunciado la probable militarización de su frontera sur, esto es lo que a ojo de buen cubero percibe quien esto escribe.
M en D Alfonso Villagómez León