A ojo de buen cubero, y… llegaron volando los aeroplanos (Tin tan).

Quiero iniciar agradeciendo la amabilidad de su lectura para quien esto escribe, me atrevo a decirlo al haber recibido varias sugerencias para invitar a la reflexión sobre el polémico tema del aeropuerto, el cual pretende resolver el problema del tránsito aéreo en la ciudad de México, sin ser un experto en la materia, trataré de que juntos razonemos y como siempre la mejor opinión será la de cada quien, recreada con absoluta responsabilidad.
Obviamente coincidimos que este asunto tiene varias aristas de análisis, entre otras, ecológicas, económicas, políticas y legales; sin pretender ser todólogo considero hay cuestiones a la vista de todos, solo hace falta detenernos un poco para formar nuestro criterio, sin embargo, en mi concepto lo verdaderamente importante es estar conscientes, para quién deben ser las palmas o los taches resultantes de la decisión tomada.
De entrada, no comulgo con la postura “el pueblo decidió”, pues el ejercicio de preguntas y respuestas realizado, por ningún motivo puede considerarse vinculante para la toma de decisión, si nos ponemos anteojos matemáticos, el mismo no es estadísticamente válido para decir “los mexicanos decidieron”, a los números vayamos; según el INEGI con base en el censo de 2015, la densidad poblacional es de 119´938,473 y conforme al reporte oficial, en el ejercicio participaron 1´069,870 es decir el 0.8920% de la población, ni siquiera el uno por ciento, en ningún país que pretenda ser reconocido democrático una “votación” con esa participación resulta válidamente vinculante.
Por otra parte, los encargados de llevar a cabo la recolección de las posturas ciudadanas, fueron simpatizantes e integrantes de un Partido Político (Morena), sin observar las más mínimas reglas básicas del procedimiento de consulta popular estipulado en la Constitución, como es la integración imparcial de los funcionarios de casilla, la secrecía del voto o garantizar ningún ciudadano pudiera votar más de una vez, entre otros; a mayor abundamiento, las urnas transparentes estuvieron en manos de los particulares durante tres días con sus noches, confiando nadie haya cedido a la tentación de incurrir en alguna irregularidad por quedar bien con el jefe, todo es cuestión de fe, igual que cuando vamos a ver a la Virgencita de Guadalupe.
Al hilo de lo anterior recordemos, el resultado de la votación no tenía previsto un medio de impugnación, desde un inicio no se estipuló el procedimiento a seguir si alguien no estaba conforme con el desenlace, lo cual es de llamar la atención, por la falta de reglas claras del juego. Causaron gracia algunos personajes políticos cuando salieron a declarar presentarían una queja ante el Instituto Nacional Electoral quien evidentemente ni vela tuvo en el entierro, otros iluminados más pretendían un amparo en contra de la presunta decisión, me pregunto dónde estarían sus asesores que no hicieron su trabajo y les permitieron evidenciarse.
Para aclarar mejor el panorama amable lector, le invitaría a leer la resolución dictada el veintinueve de octubre, por el Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, al resolver el juicio de amparo 1083/2018, promovido en contra de la consulta donde el juzgador decide sobreseer el juicio, pues entre otras interesantes cosas, dentro de la argumentación de la sentencia deja muy en claro que “…el resultado de Consulta nacional referida no será el acto que determine si continuará la construcción del nuevo aeropuerto internacional de México en Texcoco, sino que ello dependerá de un acto concreto de autoridad, una vez que el Presidente electo asuma su encargo el uno de diciembre de dos mil dieciocho y decida lo conducente…” foja 11, asimismo señala “…la decisión que adopte el Presidente electo una vez que tome posesión de su encargo… sobre la continuación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, será –desde el punto de vista constitucional- un acto jurídico autónomo del resultado de la consulta aquí impugnada…” foja 13 de la resolución.
Esperemos el todavía Presidente de la República, actúe con estricto apego a la ley y por lo menos en el mes restante de su gobierno no suspenda la obra, sin pretender ser populista, se afecta a trabajadores necesitados del ingreso para llevar el sustento a casa, los cuales tenían prevista una fuente de trabajo por un tiempo determinado, personas para quienes el pago semanal o quincenal es la subsistencia, que sea el Presidente electo quien asuma tal responsabilidad y, si en su agenda política no existe un tema de mayor trascendencia para México, el primer día de su gobierno se ocupe de cancelar la obra, con sus correspondientes consecuencias.
No es necesario ser simpatizante del presidente electo o su partido, para coincidir en que los mexicanos claman a grito abierto atención, mejoras, cambios reales, menos corrupción y mayores oportunidades, siempre al inicio de cualquier gobierno, con independencia del personaje o las siglas, se tiene la esperanza de que éste sea el bueno, quien realmente vea por nosotros, el cual abandere los ideales enarbolados en su momento en la Independencia y la Revolución Mexicana, Andrés Manuel López Obrador tiene la oportunidad, esperemos no la deje escapar por el bienestar de todos, esto es lo que a ojo de buen cubero percibe quien esto escribe.
M en D Alfonso Villagómez León