COLUMNA: El mito de los chapulines “El que esté libre de cambios que arroje la primera piedra”

 COLUMNA: El mito de los chapulines “El que esté libre de cambios que arroje la primera piedra”

El que es malo, hace mal donde sea y  quien es bueno, no necesita adoctrinamiento más allá de su propia conciencia. 

Un grave error es pensar que la congruencia personal debe combinar con una sola forma de pensar toda la vida, usted no es la misma persona ni tiene la misma conciencia, a los 14 años que a los 24 o a los 34 años.

En el mundo de la política pasada,  se estilaba la defensa a ultranza de los colores, la ideología, los candidatos, gobernantes y el logotipo del partido en el poder, para empezar, porque no había otro. El partido político se convertía, no solo en un instrumento para la democracia sino en una carísima agencia de colocaciones. 

Con la llegada de otros partidos, era de esperarse que los pocos valientes que se atrevían a vivir en la oposición al régimen autoritario existente, tuvieran una clara visión de porque lo hacían y defendieran con el alma sus colores, ideología e intereses.

Los partidos políticos, la clase social, la religión y los equipos deportivos, nos generar una sensación de pertenencia, de ahí su verdadero poder. “Mexicano católico, americanista y priísta” era la identidad del mexicano promedio, no tiene absolutamente nada de malo porque eran los tiempos de dominio total del régimen que además usaba los colores de la bandera  Nacional. 

Entonces estaban muy claras dos cosas; si eras del partido en el poder o eras de la oposición, había una claridad de posturas y definirte resultaba una decisión importante que marcaba la identidad personal y de grupo.

En esa dualidad cabía un país entero. Un país obediente, resignado, desinteresado de los asuntos públicos y condenados a ser la masa no critica.
Sin embargo, ¡ese país no existe más!!
En pleno siglo XXI, atravesando los mayores cambios políticos, tecnológicos y económicos de la historia reciente,  será ingenuo y poco deseable pretender que los partidos políticos, sigan siendo objetos de adoración incondicional, de afinidades y afiliaciones vitalicias e incluso se juegan hoy la permanencia en el sistema de partidos mexicano actual. 

Son tiempos de transformación profunda y  debemos madurar como personajes de la vida pública en cualquier ámbito, pero especialmente en la política.

Si el sistema de partidos se ha desquebrajado fue precisamente por su inflexibilidad. Nosotros cambiamos y el mundo cambió ¿por qué pretender que los partidos continúen igual? Y su militancia en una malentendida lealtad, seguirles incondicionalmente hacia su futuro incierto o desastroso.

Es decir, la identidad con los partidos debe ir acorde a los tiempos que vivimos y a la congruencia de cada persona. En el pasado llegaban jóvenes ilusos a los partidos esperando que éstos depositaran en ellos todo el conocimiento, la ideología y la convicción que necesitaban para seguir adelante su vida y obtener un codiciado espacio sus filas con miras a un cargo público.
Pensar así en la actualidad es fatídico.

Permíteme por esta ocasión aludir a un temaen lo personal, debo decir que me han invitado a los tres partidos en donde he aportado mi trabajo en diferentes momentos de mi vida.

En el Pri, a mis 20s conocí su estructura, su modo de operación territorial y hasta hice campaña para sus candidatos. Fue aprendizaje pagado por mi bolsillo y mi tiempo, jamás tuve un cargo ni un puesto en el gobierno pero el trabajo honorario es dónde uno más agarra “tablas” como dicen en el teatro.  Conocí su entraña y decidí libremente renunciar, después de todo, soy una mujer empoderada a la que le enseñaron que había que estar donde te valoren, te respeten y reconozcan tu trabajo. No sólo estar por estar ni llegar por llegar.
Después, en la elección (2018)me invitaron del “movimiento ciudadano”, ya tenía más experiencia, en el ámbito de la sociedad civil, definitivamente un partido que veía más cercano a mis ideales de empoderamiento ciudadano y participación social en las grandes decisiones de mi comunidad.  después vino una alianza que muchos conocen y fui candidata a diputada local en el frente conformado por tres partidos.

Sé que escribo para personas de todo tipo de Ideologías, pero en su mayoría, personas adultas que comprenden perfectamente que ir en una coalición de tres partidos no significa que perteneces a los tres, significa que los tres tienen intereses en que sus partidos crezcan, obtener más votos y después, si bien va la cosa…repartirse.

Sin embargo, escucho constantemente que las personas hablan de los partidos y la pertenencia única como si fuese una virtud o una cualidad.
La virtud es personal y la aportamos al partido donde decidamos participar, no al revés. ¿Acaso usted ha visto que una persona que se haya conducido toda su vida con deshonestidad y dolo, llegar a un partido político que se dice honesto y cambie de la noche a la mañana para ser una persona honorable? -por supuesto que no.
Porque los partidos políticos son instituciones, personas morales, conformadas de personas reales y físicas como usted y como yo, es decir las personas reales hacen a los partidos con sus hechos y no al revés. 

También estoy de acuerdo que son tiempos de definición y de volver a fortalecer las instituciones con una verdadera convicción de mejora para el país, pero eso requiere que las instituciones también estén dispuestas a cambiar, a incluir, a abrir y a representar una verdadera opción para elegir. 

En esa transformación en la que ciudadanos e instituciones tomamos la responsabilidad de presentar posibilidades para la población en general, radicará que el sistema de partidos de México se transforme para bien, para mal o para peor.

Hoy en día presumir que se ha estado toda la vida en un solo instituto político solamente porque es la tradición, no puede menos que levantar sospechas, porque a menos que haya un interés personalísimo, nadie en su sano juicio permanecería 20, 30 o 40 años siendo el mismo, pensando igual y apoyando a los mismos. Quien esté libre de cambios, que arroje la primera piedra, porque en la vida y los partidos políticos la mayoría vienen de otras expresiones, han estado en diferentes momentos de su vida en diferentes partidos o en los mismos pero apoyando a candidatos de otros, así que “los baños de pureza” no van aquí.  Lo único permanente es la impermanencia, lo único inmutable es que todo cambia.

Dime qué piensas, me encantaría que me escribas en mis redes sociales @Omega Vázquez FB. 

 

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Redaccion Indicio Michoacán

Redacción

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