El PT condena la violencia en Michoacán y exige acciones contundentes

El Partido del Trabajo expresa su más enérgica condena ante los recientes hechos de violencia que han sacudido al estado de Michoacán en distintos puntos de la entidad, siendo el último el municipio de Zitácuaro. Lo sucedido no puede ni debe asumirse como algo cotidiano, pues constituye una clara evidencia del vacío de autoridad y del debilitamiento de las fuerzas del orden, desde el ámbito municipal, hasta las instancias estatales y la representación del gobierno federal en la entidad. La impunidad con la que operan los grupos delictivos debió encender ya todas las alarmas.
Desde el Partido del Trabajo lo decimos con claridad: no podemos ni debemos tapar el sol con un dedo. La ciudadanía exige que la Cuarta Transformación les hable de frente ante estos muy lamentables e inaceptables actos de violencia y se les cumpla con lo más básico e indispensable: la protección de su vida, su integridad y su patrimonio. La esperanza del pueblo no puede construirse sobre la indiferencia ante la violencia. Es urgente que las autoridades asuman plenamente la responsabilidad histórica que implica gobernar bajo los principios de un movimiento que se debe al pueblo.
A las y los petistas nos duele profundamente la desgracia de las víctimas, entre ellas niñas, niños, compañeros del movimiento y ciudadanas y ciudadanos que han sido alcanzados por el fuego cruzado, perdiendo la vida de manera injusta y dolorosa. Cada pérdida representa una herida para la sociedad michoacana y un recordatorio de que la paz no puede seguir siendo un tema que se quede en los escritorios como si fuera un asunto burocrático.
Exigimos al gobierno del estado y a la delegación federal en Michoacán que actúen con firmeza y seriedad. Así como se destinan esfuerzos para los temas de la política interna, deben atender con el mismo rigor el diseño y ejecución de acciones de inteligencia, prevención y respuesta inmediata para frenar esta ola de violencia que vulnera a familias
michoacanas. Ya no hay margen para los paliativos ni para los discursos vacíos: se requieren decisiones valientes y efectivas.
Finalmente, extendemos nuestra más sincera solidaridad a las familias de las víctimas. No somos indolentes ni indiferentes, y, junto con ustedes, exigimos justicia. Demandamos que se aplique todo el peso de la ley a los responsables y que no haya espacio para la impunidad.