Juventud: el rostro de la crisis laboral por Julio César Calderón

 Juventud: el rostro de la crisis laboral por Julio César Calderón

La Organización Internacional del Trabajo alertó la desproporcionalidad con la que el mercado laboral se precariza para los jóvenes en relación con la población total. En México persiste la problemática pues la tasa de desocupación en jóvenes casi dobla la tasa general, por lo que la situación es sumamente compleja.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, los jóvenes de entre 15 a 29 años representan la mitad del total de personas desempleadas en el país.

La OIT encendió los focos rojos a escala global, especialmente agravada por la emergencia sanitaria. Se publicó que 1 de cada 6 jóvenes menores de 29 años en edad de trabajar se desocupó a consecuencia de la pandemia, y aquellos que pudieron conservar sus empleos han experimentado reducciones en sus ingresos laborales.

El Instituto Mexicano de la Juventud señala que la proporción de jóvenes que logran ubicarse en un trabajo es del 30.7%. De ese porcentaje, uno de cada tres consigue desempeñarse en actividades vinculadas con su perfil profesional.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) las causas por las cuales los jóvenes profesionistas no encuentran empleo son:

  • La falta de experiencia
  • La ausencia de un sueldo digno que la mayoría de los empleadores se niegan a pagar
  • La falta de dominio de su área o disciplina
  • Ineficiencia en la capacitación

Entonces la pregunta es ¿Cómo los empleadores pretenden contratar a jóvenes bajo esas condiciones?, ¿Por qué los filtros de acceso son tan complejos si al final los salarios están por los suelos y la explotación a la que los recién egresados se enfrentarán es evidente?, ¿será que se ve a los jóvenes como mano de obra barata a la cual se le puede manipular fácilmente por la necesidad de adquirir un sustento económico?…

La OCDE estima que, con base en las tendencias actuales, los jóvenes mayores de 22 años tardarán aproximadamente un año y medio en colocarse en algún puesto y, cuando lo logren, su salario será incluso menor al que obtiene un trabajador con estudios de secundaria.

En promedio 65 de cada 100 egresados, por la desesperación y frustración de no encontrar un empleo, deciden trabajar en un área diferente a la que estudiaron, se subemplean en trabajos como choferes de transportes públicos o privado, empleados en comercios locales o se dedican al comercio ambulante.

El panorama de nuestro país es desalentador para todos los jóvenes egresados y los que están por egresar, porque a pesar de que salen ilusionados y con la esperanza de poder mejorar su calidad de vida al contar con una preparación profesional es evidente que no bastará pues los conocimientos no serán suficientes para emplearse.

Tal vez las universidades deben plantearse la modificación de sus planes de estudio y adecuarlos a lo que el mercado está demandando, y de esta manera darles a los jóvenes mayores oportunidades de adquirir un empleo bien remunerado. Por otra parte, el gobierno y el sector empresarial deben crear fuentes de empleo donde reduzcan la carga excesiva de trabajo y aumenten el bienestar laboral, solo de esa manera podremos hablar de un avance en el sector productivo de nuestro país. De igual manera se deben fortalecer los programas e incubadores de emprendedores, pues muchas veces los proyectos se abandonan por falta de recursos y trabas burocráticas del estado.

A los jóvenes nos espera un largo camino por recorrer, en el que nos sentiremos decepcionados, frustrados y con la incertidumbre de nuestro futuro. La moneda está en el aire y la juventud tendrá que disputársela frente a un sistema capitalista fuerte y egoísta.

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Redaccion Indicio Michoacán

Redacción

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