La industrialización de Michoacan: Más allá del puerto y la capital

Octavio Ocampo Córdova
México es un mosaico de realidades y contrastes. En algunos estados y regiones del país la economía es fuerte y está conectada con el comercio global; sin embargo, en otras, miles de personas aún viven con bajos ingresos, sin acceso suficiente a servicios ni oportunidades de desarrollo.
Por eso, el proyecto de los Polos de Desarrollo para el Bienestar (PODEBIS) cobra una relevancia especial. Durante muchas décadas, México careció de una estrategia de desarrollo regional en la que el Gobierno Federal asumiera un papel activo para impulsar la economía, fortalecer la infraestructura y promover un crecimiento más equitativo y sostenido.
Los PODEBIS, planteados inicialmente como parte del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y ampliados recientemente en el llamado Plan México, impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum, despiertan esperanza. No solo porque representan una estrategia orientada a detonar la industrialización y el crecimiento económico, sino que también buscan corregir rezagos históricos en muchas regiones marginadas del territorio nacional, al incorporar una dimensión social enfocada en el bienestar, el empleo digno y la prosperidad compartida.
Sin duda, es una gran noticia para Michoacán que el Gobierno Federal haya considerado a las regiones de Morelia y Lázaro Cárdenas para desarrollar estos proyectos estratégicos. Nuestro estado cuenta con una ubicación estratégica y una infraestructura logística que incluye carreteras, vías ferroviarias y conexión portuaria, lo que nos permite enlazarnos eficientemente con los mercados de Norteamérica, Asia y Sudamérica.
Además, cerca de nosotros —en un radio de 350 kilómetros— hay más de 30 plantas automotrices y 49 empresas del sector aeroespacial. Un dato adicional, estamos conectados con las ciudades más importantes de México, donde vive más de la mitad de la población y se concentra el 60 % del consumo nacional, según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico del estado.
Morelia cuenta con capacidades logísticas, educativas y administrativas que favorecen el desarrollo de servicios modernos y la instalación de industrias como la automotriz, farmacéutica, dispositivos médicos, electrónica, semiconductores, textil, agroindustria y, ¿por qué no?, la industria militar.
Por su parte, Lázaro Cárdenas, con su puerto de altura y su conexión ferroviaria, se posiciona como un nodo estratégico para el comercio internacional y la atracción de inversiones orientadas a la siderurgia, la industria automotriz, la agroindustria y el sector logístico-portuario.
Sobra decir que la apuesta por el modelo de ZEE ha dado resultados claroscuros en el mundo. Desde el éxito de Shenzhen, China —que se transformó de una comunidad pesquera en la década de 1970 a un importante centro empresarial, de innovación y financiero en la actualidad— hasta casos fallidos como las primeras ZEE de la India y varios ejemplos en América Latina, por falta de certidumbre, rezagos de infraestrutura, resistencias sociales y burocfacia excesiva, principalmente.
En Michoacán y en todo el país, el éxito de los Polos de Desarrollo para el Bienestar no puede depender únicamente de los incentivos fiscales o de una buena coordinación entre los tres niveles de gobierno. Para que estos proyectos sean motores de transformación es indispensable poner en el centro a las MIPyMES, diversificar las vocaciones productivas, articular cadenas de valor regionales y apostar por sectores estratégicos. También, es fundamental aprender de las lecciones del pasado y, por su puesto, de las experiencias internacionales.
En este esfuerzo, los congresos locales no deben quedar al margen, ya que, además de su función legislativa —revisar y reformar marcos legales en temas clave como desarrollo económico, inversión, ordenamiento territorial, medio ambiente, incentivos fiscales, capital humano y presupuestos—, también dan certidumbre y confianza, además, pueden actuar como puente de comunicación entre las comunidades, los inversionistas y las autoridades, fortaleciendo la coordinación y el impacto de los proyectos que se detonen.
Es momento de mirar hacia adelante, más allá de las ideologías, vamos a sumar esfuerzos y juntos trazar un nuevo horizonte de bienestar compartido para cada rincón de Michoacán.