Legislando desde el privilegio

Desde hace ya varios meses hemos visto los tropiezos que el Senador con licencia Samuel García y su esposa la influencer Mariana Rodríguez han tenido por sus declaraciones en redes sociales. La polémica que han causado ha puesto en declive las aspiraciones políticas de Samuel quien ahora busca ser gobernador del Estado de Nuevo León y también nos han hecho reflexionar del como se legisla desde el privilegio.
El senador no tiene la culpa de haber nacido en cuna de oro, pero de lo que si es responsable es de su nula capacidad de entender la realidad en la que vive la mayor parte de la población en nuestro país. Samuel claramente desconoce lo que es trabajar duro para conseguir algo en la vida, mientras se queja de que su papá lo llevaba a jugar golf los sábados, más de 3 millones de mexicanos han perdido su empleo durante la pandemia, alrededor de 3.2 millones niñas y niños tienen que trabajar desde los 5 años para ayudar con el gasto familiar, ellos no nacieron con el privilegio de trabajar en la oficina de papá, ni de heredar grandes fortunas de dinero, lo único que recibirán con el paso de los años será más desigualdad..
El “senatore” tuvo acceso a las universidades más prestigiosas de México, pero la realidad que ignora es que solo 2 de cada 10 jóvenes puede acceder a educación superior y que solo 30% de los egresados pueden incorporarse al mercado laboral.
No todos tenemos “un sueldito de 40 o 50 mil pesos”, la realidad es que el 59% de las personas que trabajan ganan en promedio 2 mil 548 pesos al mes, de ese tamaño es el “sueño guajiro” del senador.
Samuel y cualquier persona pueden opinar sobre pobreza, desigualdad, desempleo, etc., el problema es cuando lo hacen desde el privilegio, pues el privilegio cega y no permite entender el contexto en el que nos encontramos.
Lo lamentable es que Samuel no es, ni será el único que haga ese tipo de declaraciones, podemos recordar a Ernesto Cordero, exsecretario de Hacienda en el sexenio de Felipe Calderón, quien en 2011 dijo que familias con ingresos de 6 mil pesos mensuales podían tener accesos a créditos para vivienda, un coche y pagar colegiaturas escolares. También Ildefonso Guajardo, exsecretario de Economía de Peña Nieto, cuando dijo que los “pobres no comen gasolina, comen tortilla”.
¿Ese tipo de funcionarios legislan y diseñan las políticas públicas para combatir la pobreza y desigualdad en nuestro país?, ¿realmente queremos que haya este tipo de servidores públicos representándonos?…
En un país con una de las mayores brechas de desigualdad en el mundo, donde hay 52.4 millones de personas pobres y 9.3 millones en pobreza extrema, un país donde no se tiene acceso a salud, educación y vivienda, donde te matan y te secuestran, ¡duele!, y duele más ver este tipo de declaraciones de los que se supone deberían estar trabajando para cambiarlo.