A ojo de buen cubero… ¡¡Hablemos de Sexo!!

Sí, leyó usted bien estimado lector, hablaremos de sexo, aunque tal vez el presente artículo no llenará las expectativas de más de uno, pues la pretensión es reflexionar sobre la diferencia que se hace entre los sexos masculino y femenino, para su inclusión a la vida pública de nuestro país.

Las leyes son y deben ser neutrales en razón de su aplicación, al producir los mismos efectos en hombres y mujeres, ya que formalmente en su calidad de seres humanos gozan de igualdad ante ella; sin embargo, debemos reconocer el lento cambio histórico-legislativo de los derechos de las mujeres en nuestro país, que ha sido un ir y venir constante, pese a que dicho sector siempre ha representado una mayoría poblacional de más del cincuenta por ciento.

México es uno de los países donde las brechas de género son aún más significativas, situación que tiene repercusión en las mujeres, niñas y jóvenes que aspiran a una participación política y de ejercicio profesional. Obviamente comentaremos brevemente dos aspectos de la administración pública, los que nacen de la voluntad popular, es decir derivado de elecciones que se limita exclusivamente a las Cámaras de Diputados y Senadores, así como a los Congresos Locales, incluyendo recientemente la integración de los Cabildos y las que son propuestas y designadas por alguno de los poderes públicos, dependiendo de la voluntad de una persona que, en la mayoría de los casos, es varón.

Respecto a los primeros, se ha visto un avance significativo derivado, en mi concepto, de que los ciudadanos de a pie como usted y yo, estamos cambiando nuestra perspectiva respecto al género femenino, prueba de ello es que la Cámara de Senadores son 63 mujeres y 65 hombres, la Cámara de Diputados Federal se integra por 244 mujeres y 256 hombres, en el Congreso del Estado de Michoacán, aún está por definir pero el avance ha sido importante en el tema.

Pero vayamos al talón de Aquiles, al segundo tema que no depende de la voluntad popular, al que es “por dedazo”, ¿Qué tanto avance ha tenido la administración pública al respecto? ¿A cuántas mujeres se integran en puestos de decisión? ¿Es realmente suficiente el logro que se les refiera como Jueza, Ingeniera, Comisionada, Consejera, Directora o Presidenta? Veamos algunos ejemplos.

El Consejo del Poder Judicial del Estado de Michoacán, está integrado exclusivamente por varones; de 18 Magistraturas civiles y penales sólo 4 son mujeres; el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán tiene únicamente una Magistrada; de nueve designaciones del primer cuadro que ha realizado el Presidente Municipal de Morelia solo 3 son féminas, incluida en ellas la del DIF Municipal; de las 49 designaciones del primer nivel que, en el no muy lejano 2015, realizó el Gobernador Silvano Aureoles Conejo únicamente 19 recayeron en mujeres, estará usted de acuerdo, estimado lector que no se ha sido muy inclusivo en permitir el empoderamiento de las mujeres, tan necesario para el avance de la sociedad y si analizamos la estructura de cada dependencia, nos encontraremos que los puestos de decisión, Direcciones, subdirecciones e incluso hasta jefaturas de departamento se encuentran monopolizadas por varones, otorgando a mujeres puestos de ejecución, de menor nivel, secretariales o incluso trabajo de gabinete.

En Michoacán hemos tenido la fortuna de atestiguar el desempeño de excelentes mujeres en cargos de primer nivel, a quienes se les ha otorgado la confianza y han entregado muy buenas cuentas en la Universidad Michoacana, el Instituto Electoral, el Tribunal Electoral, en subsistemas de educación, la Contraloría, la Procuraduría General de Justicia del Estado, entre otros muy pocos más; esperemos amable lector, se abran los espacios permitiendo el acceso real de mujeres valiosas a puestos de decisión, cierto de que será entonces cuando seamos testigos de cambios sustanciales, mujeres integradas al campo productivo y de gobierno en el nivel que se merecen realmente, lo que dará paso a no preocuparnos tanto de que el Presidente de la Republica llame “corazoncitos” a un grupo de periodistas en el ejercicio de su labor, que igual pudo haber sido al mismo número de varones, sin que se pudiera dudar de sus preferencias sexuales, esto es lo que a ojo de buen cubero percibe quien esto escribe.

M en D Alfonso Villagómez León