Columna | El derrumbe del calderonismo por Julio César Calderón

Una de las principales banderas del gobierno del expresidente Felipe Calderón fue la llamada “guerra contra el narcotráfico”, la cual se declaró en Apatzingán, Michoacán al inicio de su sexenio, y que, hasta la fecha ha tenido consecuencias sangrientas, dejando miles de muertes inocentes e impunidad a su paso.

Según investigaciones de la periodista Anabel Hernández publicadas en sus libros “Los Señores del Narco” y “El Traidor”, sumadas a las de periodistas como Lydia Cacho, Jesús Lemus, Olga Wornat, Edgar Monroy, entre muchos otros, Calderón y algunos miembros de su gabinete se reunían personalmente con altos capos del Cártel de Sinaloa para pactar impunidad a cambio de millonarias sumas de dinero.

Las investigaciones concluyen que la guerra no era contra el narcotráfico, era en contra de los cárteles enemigos al coordinado por Joaquín “El Chapo” Guzmán con el objetivo de dejarle el monopolio del mercado. A pesar de que se presentaron pruebas, denuncias e investigaciones detalladas de esos nexos, nunca fueron escuchadas y por el contrario se amenazó, persiguió y lamentablemente en algunos casos se asesinó o se desapareció a periodistas que lo sacaban a la luz pública.

No fue hasta siete años después de la salida del calderonismo del poder, que el 10 de diciembre del 2019 fue detenido en Dallas, Texas, Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón. La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York acusó a García Luna de:

• Recibir sobornos millonarios del narcotráfico a cambio de permitir la operación del Cártel de Sinaloa
• Conspirar con organizaciones criminales para el tráfico de cocaína a Estados Unidos
• Mentir a las agencias de migración de Estados Unidos para obtener la ciudadanía

La solicitud de orden de detención fue enviada por Brian Cogan, mismo que enjuició a Joaquín “El Chapo” Guzmán. Según Cogan las penas por los cargos en contra del exsecretario pueden ir desde 10 años de prisión hasta una cadena perpetua.

Las investigaciones en contra de García Luna han ayudado a desenmascarar más redes de corrupción dentro del sexenio calderonista, pues hace unos días el tribunal de Nueva York acusó al exjefe de la División Antidrogas de la Policía Federal (PF), Ramón Eduardo Pequeño García, y al extitular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Luis Cárdenas Palomino, de proteger al Cártel de Sinaloa, junto con el exsecretario, cuando eran funcionarios federales.

Por lo que, de acuerdo con el Departamento de Justicia de EU, Pequeño García y Cárdenas Palomino son considerados prófugos de la justicia estadounidense, que los acusa de tres cargos de conspiración de tráfico de cocaína. En México, la Unidad de Inteligencia Financiera encabezada por el Dr. Santiago Nieto logró bloquear las cuentas de todos estos funcionarios y dio aviso a la Fiscalía General de la República (FGR) para que inicie con las investigaciones pertinentes.

Y por si no fuera suficiente lo dicho anteriormente, esta semana Felipe Calderón fue acusado de estar implicado en el caso Odebrecht, según la revista Proceso.

Las investigaciones señalan que, primero como secretario de Energía, en 2003, y luego como presidente, en 2007, Calderón ideó el contrato Etileno XXI para favorecer a Marcelo Odebrecht, con lo que sangró al Estado con miles de millones de pesos permitiendo al empresario establecer una plataforma fraudulenta para mover millones de dólares a diversos países y le endosó a Enrique Peña Nieto la tarea de facilitarle al brasileño la ingeniería financiera dejando sus manos un contrato de alcance transexenal.

Las conclusiones que van arrojando las averiguaciones son una muestra del régimen podrido fruto de la corrupción del Estado Mexicano y sumado al rotundo fracaso del modelo neoliberal.

Aunque Calderón dice estar tranquilo y asegura ser un perseguido político del gobierno del Presidente López Obrador, es más que evidente que la justicia pronto podría tocar su puerta y pedirle factura por su proceder como funcionario público.

¿Será este el comienzo de la caída del calderonismo que abanderó el Partido Acción Nacional?, ¿qué credibilidad tendrá su nuevo partido político “México Libre” ?, ¿será el gobierno de la Cuarta Transformación el que lo mande llamar a rendir cuentas o una vez más Estados Unidos tomará el control del proceso?…

La carrera en contra de la corrupción ha comenzado, y como mexicanos esperamos juicios imparciales, apegados a la ley y con el único objetivo de brindar paz y justicia.