Columna: El Elogio a la locura- La censura distópica es la medicina de la infodemia?

 Columna: El Elogio a la locura- La censura distópica es la medicina de la infodemia?

Por: José Alberto Guerrero Baena y Alejandra Vanegas Rodriguez

“En tiempos como este necesitamos más libertad de expresión, una fuerte y critica prensa, y ciudadanos que no teman ponerse de pie y decir que el emperador no tiene ropa.”.

Michael Moore

La censura distópica es la medicina de la infodemia?…

Al parecer el “oprimido” se volvió opresor.

En esta etapa posmoderna donde lo ideal sería que las redes sociales fueran el escape ante tantos trastornos de ansiedad, de psicosis causados por este encierro voluntario, al parecer el algoritmo de Facebook o de plano bajo la influencia de algunas personas interesadas en seguir ocultando mucha información o tergiversando la misma, sugieren el reportar publicaciones que son “disidentes”.

Este fue mi caso esta semana. Derivado de una oleada de reportes y censura hacía varias cuentas de redes sociales que normalmente compartimos una misma línea ideológica, fui “invisibilizado “por el algoritmo de Facebook. Sí, cómo en los viejos tiempos donde el régimen político en turno terminaba con las opiniones disidentes a punta de confiscaciones de los insumos para la impresión, en mi caso fue el no hacer visibles mis publicaciones.

¿Casualidades?

Para nada, al final fue una semana donde desde las altas esferas de gobierno se estuvo haciendo mucho énfasis en terminar con lo que el presidente de la República llamó INFODEMIA. Si, esta en-fermedad que adjetivó el presidente, donde al ya no favorecerle la opinión de los usuarios de las redes sociales en muchos aspectos de su política gubernamental, pasó de catalogarlas cómo “benditas redes”, a utilizar la censura y las legiones de bots en contra de quienes opinamos de una manera crítica, sí, pero fundamentada, es decir con datos a la mano.

Muchos periodistas, comunicadores y opinadores cómo este escribidor, fuimos atacados por estas legiones que sin duda vienen desde la misma oficina de la vocería del ejecutivo federal. Sí, Jesús Ramírez Cuevas, mejor llamado en Twitter “Vero Islas” , se ha encargado de ser la mano que ata-que a quienes disentimos con las políticas ejercidas por el gobierno federal y con todo lo que ten-ga que ver con ese color guinda que identifica a Morena.

Y al parecer no he sido el único atacado esta semana.

A grandes escalas Carlos Loret de Mola y su sitio Latinus, los editores de la revista “Étcetera¨ y dife-rentes medios que se han encargado de hacer una oposición al gobierno (porque sabemos que los mismos partidos políticos que se dicen ser de la línea contraria al gobierno, definitivamente están muertos), hemos sido objeto de una vigilancia casi comparable con la que ejercía el CISEN en las grandes épocas de los gobiernos priistas, cómo el que gobierna actualmente, pero con diferente color.

Y todo gracias a la mano censora del vocero Ramírez Cuevas y sus minions diseminados por todas partes del país donde haya voces disidentes del gobierno morenista.

Y la pregunta sigue siendo la misma.

¿Para eso querían el poder? ¿Para ejercerlo de una forma totalitaria y acallando las voces que indiquen lo que cotidianamente hacen mal?

Sinceramente amigos y amigas, eso no es la izquierda.

Y afirmo que nunca ha habido una izquierda en nuestro país. Sólo ha sido una turba de gente oportunista que bajo un falso esquema de justicia social y de igualdad, lograron endulzarle el oído al electorado para obtener lo que deseaban que era el poder por el poder.

Y lo lograron, demostrando que nuestro pueblo es toda una oda a la contradicción. Sin memoria y sin futuro, porque eligieron a los mismos que los oprimieron hace 40 años.

Sin duda todo un caso de estudio que ya hemos dicho en repetidas ocasiones que sorprende.

Al parecer ante la imposibilidad de inclinar el pulgar cómo en los tiempos romanos, el emperador delega a sus favoritos la posibilidad de ejecutar digitalmente a sus opositores.

Para ello se buscaba en pretexto perfecto que fue la llamada INFODEMIA.

Esa enfermedad donde el falseo de noticias o su orientación con fines desinformativos, ha sido confundido con la ironía y el humor negro. Al parecer esto último no lo entienden desde las altas esferas del poder. Al parecer los seguidores del presidente tiene su misma ceguera al confundir el humor negro de las redes sociales con desinformación.

¿Acaso no saben interpretar un meme?

Sinceramente es ahí donde vemos con profunda tristeza y por otro lado con profunda alegría, que ese espejismo llamado “Cuarta Transformación” solo es una falacia que creyeron los gentiles. No hay seguridad, no hay empleo, la seguridad pública no está garantizada con esa gran mentira llamada Guardia Nacional, nunca hubo un Plan B para este tipo de situaciones en las cuales hoy en día nos encontramos y si le sigo podemos llenar todo un tratado a los malditos pretextos para no asumir la responsabilidad de gobernar.

Y por ende a nivel local, es exactamente lo mismo. Los gobiernos guindas son el mismo laberinto de la soledad y mar de contradicciones que su numen superior. Sin rumbo, sin criterio, con los mismos oportunistas que han estado militando en diferentes institutos políticos viendo de donde sacar raja y engañando a la ciudadanía. Y por supuesto contratando minions que se dediquen a reportar a los que cuestionan las “virtudes y bondades de sus gobiernos”.

Vasallos del emperador, dejen de crear cortinas de humo en el horizonte o enfermedades digitales. Mejor también no sean borregos de su propio rebaño porque la realidad es que el presente y el futuro nos alcanzaron para darnos la peor de las lecciones, que es la falta de criterio para go-bernar.

Ya en el pasado tuvimos aplaudidores de un presidente que creyó vivir del petróleo, creo infraes-tructura desperdiciada y terminó llorando en un informe presidencial, casualmente apellidado López.

Y por supuesto que tuvo aplaudidores que le llenaron los oídos de “argumentos” sobre una falsa abundancia, hoy en la etapa posmoderna llamada “Bienestar”.

¿Les suena conocido esto?

Pero siguen generando INFODEMIA desde las altas esferas gubernamentales. La diferencia es que el pueblo la aplaude hoy en día, cegado por las delicias del dinero regalado y de un discurso di-charachero que sólo demuestra día con día la ignorancia de 30 millones de electores y por el otro lado un Flautista de Hamelin que supo encantar con su labia a un pueblo ávido de cambio ma-lentendido.

Gobernar no es regalar, gobernar no es engañar y gobernar no es leer poemas o crear rockstars para tapar los datos verdaderos de una peste.

Gobernar es asumir los costos de muchas decisiones, aún cuando no estemos de acuerdo la po-blación en ello. Gobernar es tomar las decisiones adecuadas, no hacer consultas innecesarias. Gobernar es proyectar una imagen de seguridad, no frases ramplonas que sólo denotan una falta de capacidad demostrada a todas luces.

Gobernar no es censurar ni linchar, porque la lucha entre el emperador y la plebe, desde el palco donde decreta la pena capital es desigual.

Y exactamente se cumplió la máxima: “Se convirtieron en lo que tanto dijeron odiar

Pero habemos algunos ciudadanos que si tenemos memoria y no caemos en la infodemia, esa la generan desde Palacio Nacional con sus hordas y sus vasallos que todo se creen.

Y lo recordaremos después de la pandemia.

Porque aún con la censura, las voces se harán más fuertes.

Investigadores del Foro Latinoamericano de Antropología del Derecho.
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