De qué se trata y porque es el más importante logro democrático de la historia reciente de nuestro país.

 De qué se trata y porque es el más importante logro democrático de la historia reciente de nuestro país.

Hablar de paridad en México es un tema reciente pero poderoso, si bien el sistema político mexicano fue creado por y para los hombres, su existencia apunta a una clara insostenibilidad y las reformas para ajustarlo al tiempo que vivimos son ya impostergables.

Y es que no se puede hablar de democracia sin incluir a la mitad de las personas que conforman la sociedad. Las mujeres no somos una minoría y tampoco un colectivo, somos más de la mitad de la población económicamente activa del país.

Las reformas en materia de paridad comenzaron en 2012 y se han ido ajustando para evitar la simulación, (Como los conocidos casos de postular mujeres y hacerles renunciar para que el hombre suba a la posición política, el fenómeno de las Juanitas, y el nepotismo; posicionar esposas, hermanas, parejas sentimentales, etc).

Dichas reformas Iniciaron como acción afirmativa pero hoy se busca sean una meta, la meta es lograr una participación activa, libre y fortalecida de las mujeres en el ámbito público, la meta es que no tengan que existir cuotas para que los partidos políticos fortalezcan cuadros femeninos para representar a las y los ciudadanos en todos los niveles de gobierno y en los tres poderes.

“Las mujeres hemos llegado a la política, se ha aprobado el principio constitucional de la paridad en todo, se ha alcanzado incluso la integración paritaria en la Cámara de Diputados, tenemos legislaturas estatales con una mayoría de integrantes mujeres; no obstante, aún sigue existiendo el lastre de la resistencia patriarcal a nuestra participación política a través de simulaciones, de violencia o, incluso, aun llegando al cargo, se pretende que ocupemos la silla, pero no el lugar”. Nx -2020.

Incluso entre los más serios detractores del principio de paridad en todo, se encuentran muchos actores políticos, periodistas y hasta activistas sociales anti derechos quienes manifiestan que quitarle privilegios a los hombres es un acto de violencia contra ellos y algunos más atrevidos aseguran que es difícil cumplir el principio de paridad porque “no encuentran a suficientes mujeres con buen perfil”.

Expliquemos a qué se refieren con un “buen perfil”, probablemente se refieran a mujeres que sean hijas perfectas del patriarcado, aplaudidoras sumisas del sistema actual que han entendido cuál es el papel que deben de jugar para no incomodar a los señores patrones y asi les permitan acceder a candidaturas, a espacios de decisión tradicionalmente estereotipados para mujeres, como lo son la instancia de la mujer, turismo, Dif y alguna otra oficina de espacios donde no se maneje mucho presupuesto o se tomen decisiones políticamente trascendentales.
También, incluso a diputaciones, siempre y cuando obedezcan a los líderes de bancada (quienes usualmente son los dirigentes del partido, hombres, políticos tradicionales, quienes repiten una dos o hasta tres legislaturas).

“En México, la paridad de género es un principio constitucional que se refiere a la participación equilibrada, justa, y legal, que asegura que al igual que los hombres, las mujeres en toda su diversidad tengan una participación y representación igualitaria en la vida democrática de nuestro país”.
Entonces el 50% y 50% no es un techo, ¡es una base!, partiendo de esa participación igualitaria, será la capacidad y posibilidad de cada persona sea hombre o mujer lo que determinarán si es 50 o 60 u 80% en un futuro.

El avance es sin precedentes, por eso decimos que es el más importante avance democrático en las últimas décadas en nuestro país. Cierto, que se han tenido que hacer ajustes año con año y ejercicio electoral por ejercicio, para reglamentar de forma más eficiente y evitar las muchas trampas que han querido hacer los partidos políticos y los actores políticos en general para evitar el acceso de las mujeres de forma libre.

Además, debemos reconocer que existe un fenómeno apasionante como frustrante, pues después de la lucha de colectivas, sociedad civil y representantes del movimiento feminista para alcanzar el principio de paridad constitucional, las mujeres que han accedido a esos espacios de poder, candidaturas, fórmulas y gabinetes NO son aquellas que cuentan con perspectiva de género.
Es decir, quienes se han beneficiado en mayor medida de la obligatoriedad a los partidos de postular mujeres, han sido todavía mujeres no liberadas de la cultura patriarcal y que en muchos casos acentúan y perpetúan prácticas machistas en contubernio con los dueños de los partidos, de la política y del capital.

Este espeluznante fenómeno se debe a que todavía persisten prácticas para simular la participación igualitaria de las mujeres. Por eso el próximo paso, sin duda, será continuar reglamentando de forma eficiente desde los institutos electorales y los congresos para que la participación en paridad total sea real, horizontal y verticalmente, desde los municipios, los congresos, hombres y mujeres capaces y con perspectiva de género.

Además; Profesionalizar, sensibilizar y educarnos en una nueva cultura donde la paridad no sea la excepción, sino la regla, por el interés y bien superior de la nación, pues las mujeres aportamos a la política una visión distinta, una visión desde la propia realidad que un hombre -por más aliado que se asuma, no podría entender, -no por maldad-, sino porque no comparte la misma realidad, vivencias, ni las mismas narrativas y nunca lo hará.

Un ejemplo práctico lo encontramos en Michoacán, donde el congreso local por primera vez tiene mayoría de mujeres legisladoras, con perfiles varios, pero muy pocas se asumen feministas y contadas con una mano, quienes realmente lo son. Hay 25 legisladoras de un total de cuarenta en el Congreso.

Sin embargo:
-No comparten una agenda de género y ninguna preside una comisión importante en donde se discutan los presupuestos, la seguridad y la política del Estado.
-Ninguna es coordinadora de bancada.
-Ninguna se ha pronunciado abiertamente defensora de la agenda feminista.
-Ninguna mujer preside un partido político -sin parentesco con algún personaje político-.
Es el caso de Michoacán pero se parece mucho al resto del país.

“Fue en junio de 2019 que, como resultado de las luchas de las mujeres y el compromiso de la primera legislatura paritaria de la historia de México, se aprobaron reformas a la Constitución Política para incorporar la Paridad en Todo, lo que representa un logro sin precedentes para avanzar hacia una participación equilibrada de mujeres y hombres en los puestos de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida (política, económica y social), lo cual también actualmente se considera actualmente un indicador de la calidad democrática de los países”. Segob.

Es tiempo de mujeres, sí, pero de mujeres de-construidas, liberadas de ataduras y estereotipos, mujeres preparadas cuyo poder y único compromiso sea con su género y con la construcción de un país más equitativo, incluyente y benevolente con sus pares.

Es tiempo de nuevos hombres en la esfera pública, sí, ¡definitivamente!, pero comprometidos con su de-construcción, aliados equitativos, defensores de la dignidad humana y respetuosos de la participación paritaria, capaces de hacer equipo y construir de forma igualitaria sin tratar de paternar, dirigir, denostar, ni cobrar cuota de todo tipo a las mujeres que nos atrevemos a participar en política.

“Con relación a la determinancia, se retomó la sentencia dictada en el SUP-REC-1388/2018 en la que —a falta de la regulación legal— quedaron asentadas las bases para reconocer a la violencia política por razón de género como causa suficiente para declarar la nulidad de la elección, siempre que estemos frente a un clima generalizado de violencia que provoque violaciones graves y sustanciales de los principios constitucionales”.

Con suficientes abogadas feministas, podríamos echar abajo toda la elección del 2021, por ser la más violenta en la historia de México, sin embargo faltó determinación, presión y valor social.

En adelante, la paridad será realidad, de lo contrario, no permitamos que existan elecciones con un sistema de partidos caduco que no nos representa y nos discrimina de la participación pública.

El avance del principio de paridad a nivel constitucional es sin duda, reitero, el más importante logro democrático de la historia reciente de nuestro país. No cometamos la torpeza ni la cobardía de no defenderlo hasta las últimas consecuencias.

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Omega Vázquez

Licenciada en Periodismo, activista social. Posgrado en periodismo político. Diplomada en equidad de género UAM. Presidenta y fundadora de Poder Mujer Michoacana. Asociación Civil y actualmente cursa la maestría en Gobierno y Políticas públicas en la Universidad Magno Americana, Campus Morelia.

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