El machismo y su territorio impenetrable por Nuria Hernández Abarca

 El machismo y su territorio impenetrable por Nuria Hernández Abarca

Últimamente mis oídos han escuchado a distancia, en lo corto, en la mesa de al lado, con el amigo, el pariente, y hasta en la calle; mucho disgusto respecto a ¡por qué las mujeres ganamos espacios!, o ¿por qué las mujeres estamos en listas de candidaturas?, o el ¿por qué las mujeres somos más visibles o independientes?, y viene a mi mente una vocecilla que repite y repite dos argumentos que tranquilizan mi enojo: están preocupados por perder sus espacios de poder o por dejar sus privilegios.

Hoy pareciera que levantar la voz, hacerse presentes, pero sobre todo exigir sus derechos, es una alta afrenta a la forma en la que la vida “debe de ser”; claro que, para una sociedad machista y patriarcal, esta nueva normalidad, la de las mujeres al frente, está derrumbando los cimientos donde se legislaba, se gobernaba, se exigía, y sobre todo se cuestionaba el ¿cómo hacer que un solo sexo siguiera manteniendo su poder?

Esta historia, la que hoy nos toca vivir y contar, es una historia de cambios trascendentales, desde lo que representa el covid para la humanidad y la forma en la que nos obligará a replantearnos nuestras relaciones, y nos invitará a valorarnos; pero también estamos siendo testigas y testigos de otra nueva normalidad, la de acostumbrarnos como sociedad a que las mujeres ocupen espacios que antes era inimaginable pensarlo.

Como diría Nuria Varela, “nosotras las de siempre, ya no somos las mismas”, ahora tenemos claro que esta realidad nunca va a cambiar espontáneamente, esta realidad requiere de reconocer primero que nada, la desigualdad estructural que históricamente ha puesto un freno al desarrollo de las mujeres, después dejar de normalizar la violencia añeja, esa que seguimos respirando y exhalando todos los días; también requiere de saber, que no estamos solas, que hay otras y nosotras que ya NO estamos dispuestas a que se decida por las mujeres, que se negocie el futuro de las mujeres en una mesa (por cierto de puros hombres), o se cuestione la capacidad y fortaleza personal, colectiva y política de todas, que no estamos dispuestas ya, a estar invisibilizadas en normas falocentristas que siguen viendo a las mujeres como un tema políticamente correcto a abordar, ya que pareciera que administrar la dosis de avances en los derechos humanos, sea la receta perfecta para seguir detentando el poder el más tiempo posible.

Necesitamos reconocernos, agruparnos, reagruparnos, saber que este año queda marcado por las demandas feministas como un recordatorio constante y permanente de que ya no hay vuelta atrás, que los derechos ganados por las nuestras, por otras mujeres, no son negociables y mucho menos permutables.

Así que mejor vayamos poniendo atención y cuando escuchemos que se quejan de esta nueva normalidad en los derechos humanos de las mujeres, mejor digámosles con amoroso acento y firme convicción, como diría un filósofo griego, “Nada es permanente, salvo el cambio”, y ese cambio ya llegó; se llama feminismo.

 

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Nuria Gabriela Hernandez Abarca

Maestra en Ciencias Penales y Criminalísticas y Medicina Legal Forense por la Escuela de Derecho de la Barra Nacional de Abogados. Ex titular de la Seimujer Michoacán.

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