Elogio a la locura: Reír llorando… Aguililla, Acámbaro, Guerrero y Culiacán… Crónica de un ridículo presidencial

 Elogio a la locura: Reír llorando… Aguililla, Acámbaro, Guerrero y Culiacán… Crónica de un ridículo presidencial

Por: José Alberto Guerrero Baena

«Caballeros, han luchado como leones, y han sido dirigidos como mulas».
Erwin Johannes Rommel
Comandante del Deustche Afrika Corps

Aún no terminábamos de digerir la masacre de policías en Aguililla, Michoacán, producto de la poca inteligencia y conocimiento de terreno por parte de SSP Michoacán, cuando suceden a lo largo de la semana sendos enfrentamientos en Acámbaro, Guerrero y el bochornoso episodio en Culiacán, Sinaloa.

Esto terminó por desnudar la debilidad del aparato de seguridad del Estado Mexicano en todos sus niveles: Municipal, Estatal y Federal, este último, la raíz constitucional de todo.

Nadie, absolutamente nadie, ha querido tomar el toro por los cuernos y, por supuesto, las responsabilidades que ello conlleva. Para todo hay pretextos y descalificaciones, clásicas de quien no tiene una solución coherente al problema.

El entorno es aterrador, complicado, donde todos los niveles del gobierno han fallado y los que pagamos esos «errores» u omisiones, somos los ciudadanos.

Y, en cambio, quienes han sido empoderados ante estos yerros, son la delincuencia organizada, el narcotráfico, los ladrones de a pie, los secuestradores quienes vieron que el mismo Estado Mexicano tiene una debilidad manifiesta en las actuaciones policiales o militares, y que ahora ven oportuno el poder tomar el control de la coyuntura delictiva por cualquier situación que se vaya presentando en la cotidianeidad.

Los municipios siguen en la necedad de hacer a un lado sus obligaciones, constitucionales por cierto, sin querer invertir para la creación, fortalecimiento y capacitación de sus policías locales, los estados sin asumir su papel, ahorcando a los municipios, obligándolos a firmar los leoninos convenios de coordinación ( mando único disfrazado), para poder disponer de los recursos financieros municipales a manos llenas, sin ningún tipo de auditoría, sin fortalecer a las propias policías estatales, exponiendo a todo lo que da a los trabajadores de la seguridad y sin una estrategia, inteligencia o visos de querer desarrollar la carrera policial.

¿Algo le suena, Ingeniero Silvano Aureoles?

Y, por último, nuestro flamante gobierno federal, que tanto nos vendió en campaña un plan de paz y seguridad ( sin claridad de cómo solucionar el problema por supuesto), que ha sustentado la operatividad en una guardia nacional espuria ( sí, porque dentro del presupuesto de egresos de la federación 2020 , no está contemplada la creación de la unidad administrativa como tal, con recursos propios para operatividad ni personal adscrito o infraestructura creada), es decir, todo los dineros «destinados» para guardia nacional, están siendo transferidos tanto del dinero de SEDENA, SEMAR como de SSPC. Lo cual nos dicta, que sus actuaciones pueden ser consideradas ilegales por la falta de creación de la unidad responsable de su operación. Alegan una «separación funcional» de sus labores, concepto ridículo que por supuesto no existe y sólo es una invención de la 4T para seguir sosteniendo esta gran mentira.

¿Recuerdan eso de no mentir, no robar y no traicionar?

Parece que sólo fue un slogan de campaña. De los hechos está muy lejos esta máxima. . .
Esta máxima con la que el gobierno mexicano prometió actuaciones contundentes y honestas, dista mucho de los hechos.

Por otro lado, se utiliza una «estrategia que ataca de fondo las causas de la inseguridad», que únicamente se basa en abatir las desigualdades sociales con un derroche de recursos federales sin reglas de operación, basándose en la entrega «directa y sin intermediarios» de recursos federales que el pueblo bueno cobra una y otra vez sin control.

¿A esto, estimados lectores y lectoras, le podemos llamar seguridad y paz?
¿Esto se está realizando con una estrategia, planeación y reglas de operación?

Los riesgos no comenzaron desde los sucesos fatídicos de esta semana, sino desde que muchos mexicanos (con buenas y legitimas intenciones) creyeron en el discurso ramplón y la salida fácil que presentó Morena y su candidato, sin una mínima visión del problema que había de fondo en el contexto de la seguridad en México.

Ya vimos que ni con abrazos, ni con frases triviales, e incluso, ni con dinero regalado se soluciona el conflicto que ha generado la inseguridad, lo que nos tiene en jaque día con día.

Las cartas sobre la mesa…

¿Por qué mentir?

Alfonso Durazo y el gabinete de seguridad, nos dieron una lección de cómo revolver tantas mentiras y no poder salir de ellas.

Un día informaron con una versión que radicalmente cambió al día siguiente.

¿Sí hubo o no detención?

En todos los escenarios hubo inconsistencias, porque de haber detenido a Ovidio Guzmán sin una orden judicial (que hasta el momento no se sabe si existió o no), están privando ilegalmente de la libertad a un ciudadano y de no ser así, entonces está cayendo en el delito de evasión de delincuentes.

Es por esta cuestión, que no veo la hora en que asuman la responsabilidad jurídica, política y hasta de traición a la patria que ello conlleva de quienes decidieron tal disparate.

¿No que nada, ni nadie por encima de la ley?

Por otro lado, la comunicación directa con el presidente se perdió. Y era un asunto de Seguridad Nacional, cuestión imprescindible y toral para quien ostenta el poder en nuestro país.

Siendo un asunto de seguridad nacional, el señor presidente se encontraba viajando a Oaxaca en un vuelo comercial, donde por supuesto no iba a tener comunicación con nadie por las restricciones existentes.

Podía arder el país, o estar sitiada la ciudad de Culiacán por el narco (como sucedió) y el presidente, que por cierto tiene la última decisión de toda estrategia del área en cuestión, no estuvo en comunicación para tomar una decisión o, por lo menos, dar la vuelta y regresar hacia el centro de operaciones del ejército, marina y SSPC.

Definitivamente extrañamos el avión presidencial.

Por lo menos Peña Nieto, paradójicamente, cuando iba viajando a Oaxaca, ordenó regresar a la Ciudad de México cuando sucedió el terremoto de 2017, por una adecuada comunicación con el centro de mando, cuestión que ahora en definitiva no existió, por la misma necedad de sostener la mentira de la austeridad.

Si tanta aversión le tienen al avión presidencial estacionado en Estados Unidos, del cual por cierto no se obtendrá ninguna ganancia con su «posible venta» …

¿por qué no viajar en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana?

¿Entonces? ¿Asumirá la irresponsabilidad el primer mandatario?

No, por supuesto, todo es culpa del pasado.
Siempre, o por lo menos desde que comenzó su gestión, no habíamos visto una torpeza de ese nivel y el clásico pretexto ya nos lo sabemos: recurrir a la «vieja confiable» de las administraciones pasadas.

Pero ahí vienen una serie de cuestionamientos que nos hacen pensar muchas cosas y que sigue evidenciando las mentiras habituales de este régimen.

De haber orden de aprehensión en contra de Ovidio Guzmán…
¿No que el narco es pueblo?
¿Por qué atacar entonces al pueblo?
¿No que no iba a exponer a la población a una guerra?

Quien diga que la entrega de Ovidio a la organización o cártel es una decisión de estadista, está totalmente equivocado.

Las fuerzas armadas y la marina, en la esfera íntima, están muy molestas con la torpe actuación presidencial.

Un operativo (que primero dijeron que era un simple patrullaje de rutina) que se llevó a cabo por capricho presidencial, con una nula inteligencia territorial, y con los elementos suficientes para poder hacer un cerco como el que, en su momento, se realizó cuando se abatió al «Jefe de Jefes» en el año 2009, que fue una brillante operación de inteligencia de la marina, ha puesto en entredicho a México cómo una nación confiable, y además puso al descubierto las mentiras y las debilidades de un gobierno de cristal.

Entre muchos de los pretextos que tienen para proteger ese manto de inconsistencias, es seguir culpando al Sistema de Justicia Penal por la tardanza de los jueces para emitir las órdenes correspondientes, lo cual sigue desnudando la pobreza del blindaje jurídico de esta Cuarta Transformación en materia de Seguridad, Procuración de Justicia y, ahora con la toma del poder Judicial, sigue evidenciando la nula coordinación para eventos de esta magnitud.

Y esto nos lleva a terribles dudas…

¿El gobierno de México es capaz de dejar morir solos a los servidores públicos que laboran en áreas de seguridad, por un operativo mal realizado?

¿Quién cargará con la responsabilidad de las decisiones tomadas en Culiacán, ahora que el presidente es omiso de estas acciones? (a él le corresponde la última palabra de todo)

¿Hasta cuándo el ejército tendrá la paciencia de seguir sosteniendo esa falacia o mentira llamada Guardia Nacional?

Insistir en una perpetua mentira a la población, de que se protegieron vidas con la entrega de Ovidio a su gente, por proteger a la ciudad de Culiacán. ¿No era mejor hacer un operativo con todos los protocolos, herramientas jurídicas y de seguridad, amén de los cercos correspondientes para que no hubiese la violencia desmedida que ocurrió?

Bueno, si nos ponemos muy coloquiales:
¿No vieron las narco series?
¿No les explicó su aliado Epigmenio Ibarra (Goebbels tropical) cómo actúan los narcos?
o de perdida, ¿no vieron «La reina del sur»?

Ya en serio.
¿Nadie dio lectura al Plan de Seguridad de la campaña presidencial?
¿Nadie detectó las mentiras?

Para terminar…

Es de sabios aceptar que hubo yerros, sin echar las culpas al pasado. Hoy es su administración. Pasaron 18 años mencionando que todo se hacía mal y ahora que les toca demostrar que eran diferentes y expertos en las áreas correspondientes todo ha quedado en ridículos descomunales.

La Seguridad, para nuestros ciudadanos, no es un asunto de generar Guardias Nacionales o de despliegues imperiales. Se puede hacer estrategia o inteligencia en el territorio y atender las causas de manera trasversal con política criminal.

Sin derroches de presupuestos en programas clientelares, sin ridículos de instituciones de seguridad patito o espurias.

Haciendo un recuento y con profundas reflexiones, podemos hacer propuestas al gobierno federal que de verdad sean factibles: no jugar con las vidas de las mexicanas y los mexicanos, con manifiestos ni exhortos desde el púlpito mañanero, ni entregando plazas y ciudades clave a la delincuencia organizada, ni tampoco liberando a líderes del narcotráfico que tienen tomadas comunidades.

Hacer un alto al camino y replantear la estrategia, asumir el papel frente al crimen organizado que asola nuestro país, tal y como lo establecen las leyes que prometieron cumplir y salvaguardar.

El Estado Mexicano desde sus instituciones de seguridad y procuración de justicia. debe hacer uso de sus capacidades de inteligencia, de investigación y de operación, para cumplir con su obligación principal, que es cuidar a los mexicanos y mexicanas.

De no hacerlo, el país seguirá en esa estela de ingobernabilidad de imprevisibles consecuencias, la cual, por cierto, hemos iniciado, no de esta semana, sino desde el 2 de julio de 2018, cuando tácitamente se comenzaron a violentar las instituciones del Estado Mexicano, sin haber tomado posesión aún el actual presidente.

Nadie desea el mal a este gobierno.

Sólo que el presidente ya tome en serio sus funciones, que deje de actuar como un megalómano y funja y respete la investidura que le dieron 31 millones de electores.

Sin seguridad, no hay equidad, igualdad ni prosperidad, punto.

https://www.youtube.com/watch?v=mGkC5xp3qdg&feature=youtu.be

Investigador del Foro Latinoamericano de Antropología del Derecho.
http://www.flad-la.org

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Corrección de estilo:
M. en D. Alejandra Vanegas Rodríguez.

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Redaccion Indicio Michoacán

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