¿Segundo piso o segundo sótano? Deuda.

El crecimiento económico y la gestión de la deuda pública son indicadores cruciales del desempeño de un gobierno. En México, estos indicadores han variado significativamente a lo largo de los diferentes sexenios presidenciales.
Con Carlos Salinas México se caracterizó por la implementación de políticas abiertas al mundo, el fortalecimiento de empresas y la firma del TLCAN. Generando controversias y hasta la fecha críticas, México experimentó un crecimiento económico promedio anual del 3.9%.
El sexenio de Ernesto Zedillo comenzó con el “error de diciembre” crisis economica de 1994, aún y con las severas criticas de futuras fuerzas políticas, Zedillo logró estabilizar la economía y alcanzar un crecimiento promedio anual del 3.5%, sin generar desestabilidad política e institucional, apenas dejandp una deuda pública de 1.70 billones de pesos.
Con Vicente Fox, México registró un crecimiento económico promedio anual del 2.3%. Aunque Fox impulsó reformas democráticas y de transparencia, su administración enfrentó desafíos económicos globales que lligeramente limitaron el crecimiento. La deuda pública cerró en 2.00 billones de pesos.
Mientas que en los años de Claderón se marcaba una crisis mundial en el 2008, el Gobierno logró generar políticas de estímulo económico y fortaleció la infraestructura, aunque la violencia relacionada con el narcotráfico afectó la percepción de estabilidad. A pesar de este contexto adverso, México logró un crecimiento promedio anual del 1.8% con un aumento significativo de la deuda a 6.00 billones de pesos.
Durante el mandato del PRI con Peña, México experimentó un crecimiento económico anual del 2.5%. Las reformas estructurales en sectores como hacienda, energía y telecomunicaciones fueron destacadas mundialmente, dejando apenas una deuda de 8.33 billones.
Con el actual presidente Obrador, su administración ha registrado un crecimiento económico anual de apenas 0.1%, una cifra alarmantemente baja que refleja una economía estancada. Sus obras fraonicas inconclusas y los programas sociales han sido ejes centrales en el derroche de su gobierno. Además, la deuda pública, hasta su cierre de sexenio, se sitúa en 15.1billones de pesos, lo que representaría un incremento seis años del 59.2 %.
La falta de crecimiento económico y la continua dependencia de programas sociales sin un aumento significativo en la inversión productiva debería plantear serias dudas sobre la continuidad de sus políticas.
Desde políticas internas hasta crisis globales, cada administración ha enfrentado desafíos únicos que han moldeado el panorama económico del país.
Si se quiere que México retome las confianzas sociales, económicas y políticas del mundo (pero del mundo que apuesta al desarrollo), se debe de retomar la seriedad para ejercer la funcion publica y la silla Presidencia, será fundamental que las futuras políticas se enfoquen en la sostenibilidad y la equidad para asegurar un crecimiento inclusivo y duradero, manejando una deuda pública de manera responsable. Las venganzas y caprichos Presidenciales, a todos nos cuestan.