¿Cómo identificar a un mendigo emocional? por Juan Pablo Santos

 ¿Cómo identificar a un mendigo emocional? por Juan Pablo Santos

Antes de iniciar quiero agradecer a las personas que me enviaron sus mensajes y comentarios por el articulo de la semana pasada que llamé “uno no siempre termina junto al amor de su vida”, en ellos pude leer y escuchar muchas historias que distan de la frase final de los cuentos de hadas que dice “…y vivieron felices para siempre”.

En esta ocasión y gracias a la sugerencia “indirecta” de Raúl, escribiré acerca de cómo identificar a un mendigo emocional y ojo, no es lo mismo méndigo a mendigo.

Para ello, les contaré la historia de un joven que tras el rompimiento amoroso con su gran amor, decidió no hacerse cargo de curar sus heridas emocionales. Y no se sorprendan, la omisión también es una elección, y hay que hacerse responsable de ella.

Él, al igual que muchos de nuestros conocidos (porque creo que todos tenemos cerca a un mendigo emocional) iba por la vida con el corazón roto y una gran bolsa llena de fantasías y expectativas urgentes de encontrar un dueño, pero la urgencia (por lo menos en el amor) no es buena consejera.

Y en el transcurso de este camino llamado vida, coincidió con algunos prospectos amorosos, algunos muy buenos y algunos otros llenos de heridas al igual que nuestro joven amigo.

En varias ocasiones, conoció el significado de amor de una noche, lastimó a personas que sin deberla ni temerla pagaron facturas ajenas. Si, todo por elegir no vivir un duelo y hacerse cargo del dolor que le causó la ruptura con su pareja.

Muchas veces romper nos deja roto el corazón, y todo el amor, la actitud, la bondad, el cariño e inclusive la felicidad que guardábamos se fuga por esa fractura, dejándonos sin nada o con muy poco que ofrecer al otro, es como si un día por algún motivo que no elegimos, despertáramos viviendo en la calle, en bancarrota y sin un peso en la bolsa y de repente, llagara una persona que queremos mucho a pedirnos ayuda económica, la respuesta es evidente. No podemos compartir lo que no tenemos.

Lo mismo pasa con los mendigos emocionales, son personas con una gran necesidad de amar, pero los únicos recursos que pueden brindar son el engaño, la mentira y la traición. Y lo hacen no porque sean malas personas, lo hacen porque no tienen más por ofrecer, aunque eso no les da el derecho de lastimar a los demás.

Y si tu que estás leyendo esto, te identificas con un mendigo emocional, puedes hacer dos cosas, y amabas son buenas.

La primera es quedarte resignado (ver la vida de brazos cruzados sin tomar cartas en el asunto) ante lo qué pasó, solo que el costo a largo plazo es demasiado caro.

Y la segunda es echarte un clavado a lo mas profundo de tu ser y hacerte consiente de lo que VERDADERAMENTE NECESITAS EN ESTE MOMENTO PARA CONSTRUIR TU PROPIA FELICIDAD.

Y no, no es un juego de palabras ni una frase motivadora que debes repetir frente al espejo cada vez que te despiertas. Esto es más bien una ruta que puedes elaborar para hacerte de un mejor capital emocional y poder estar en condiciones de compartirlo en pareja.

Al paso de los años, nuestro protagonista entendió la importancia de vivir un duelo y de entender que lo que pasó, si pasó, pero ya pasó. Y que no hay mejor medicina para un proceso de duelo que darse dosis diarias de amor a sí mismo, hoy en día tiene una relación de pareja estable, sana y con límites claros. Pero sobre todo, se tiene a sí mismo y el recuerdo de haber sido un mendigo emocional que solo queda en eso, un recuerdo traducido en experiencia emocional.

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Redaccion Indicio Michoacán

Redacción

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