El necesario replanteamiento de las alertas de violencia de género

 El necesario replanteamiento de las alertas de violencia de género

Para nadie es nuevo que los grandes avances en el tema del reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres han sido generados, impulsados, y acompañados desde la sociedad civil, desde las colectivas, desde el corazón de miles de mujeres en todo el mundo que juntas han caminado con objetivos específicos. Algunos de estos objetivos se han logrado ya, como el reconocimiento al voto, a la paridad, a la generación de legislación que reconozca la violencia contra las mujeres y la sancione, al reconocimiento y exigencia del derecho a la igualdad y a la no discriminación entre otros temas, pero también existe todavía una larga lista de derechos que se deben de garantizar para las mujeres.

Estos avances han sido también acompañados por grandes movimientos internacionales que han reconocido a las violencias contra las mujeres como una violación grave y sistemática a los derechos humanos, y en este sentido, los instrumentos internacionales y regionales en la materia, han generado mandatos claros a los países a fin de que se construyan las herramientas necesarias para atender dicha realidad; uno de estos mecanismos es la Alerta de Violencia de Género.

En México, es en el año 2007 que en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se establece por primera vez el concepto de violencia contra las mujeres, así como sus tipos y modalidades y se incorpora la figura de “alerta de violencia de género”, como una figura clave para reconocer a nivel nacional que se tiene un problema grave de violencia contra las mujeres y que se tienen que activar todos los mecanismos necesarios para poder frenarla y eventualmente erradicarla, pero sobre todo y, ante todo, tiene como finalidad que se VISIBILICE, se NOMBRE y se RECONOZCA la situación de violencia que viven las mujeres en el país.

Hoy a 14 años de que se incorporara en la norma este mecanismo, mucho hemos aprendido de los avances que ha logrado, de la institucionalización de procesos y mecanismos contra la violencia que se han implementado, de los vacíos que hay que cubrir respecto al tema, de que ninguna Alerta es igual a otra y no pueden medirse dela misma manera, pero sobre todo de las oportunidades que existen para fortalecerlas.

Para empezar, debemos saber que la Alerta de Violencia de Género es el reconocimiento de un estado de EMERGENCIA en el tema de la violencia contra las niñas y mujeres en un territorio determinado y es también un mandato claro en la ley, para que todos los niveles de gobierno y todas las dependencias, entiendan que la política pública, las leyes y la realidad, se debe de observar desde la perspectiva de género, desde la perspectiva de las víctimas, desde la perspectiva de derechos humanos, y tener claro que sin esta mirada no se podrá generar cambios estructurales que garanticen a las mujeres el cumplimiento irrestricto de sus derechos humanos.

El objetivo de esta figura es claro, así como lo son los movimientos feministas que acompañan su demanda: Garantizar la seguridad de las niñas y mujeres, erradicar la violencia en su contra y por resultado eliminar las desigualdades producidas tanto por las normas como por la realidad que la acompaña.

Deben de ser entonces las Alertas de violencia de género, estrategias claras con impacto medible, creadas atendiendo a la realidad de cada Estado de la República, las violencias que se viven en el mismo, así como las resistencias existentes para que esta realidad cambie, es decir, deben de transformarse en verdaderas tácticas personalizadas para cada estado de la República de despliegue horizontal, vertical y transversal con indicadores de evaluación y seguimiento de las acciones, de tal forma que garanticen un avance importante en la erradicación de las violencias.

Las realidades de violencias, aunque similares no son iguales en los diferentes estados de la República, pero lo que es importante señalar, es que todas estas violencias atraviesan por tres grandes problemas, su invisibilización, su normalización y su impunidad, tres rubros que las Alerta de Violencia de Género deberán de tomar en cuenta en su rediseño aunado a otros contextos como la delincuencia organizada y las adicciones, dos realidades que no pueden estar fuera del análisis por parte de la Conavim al momento de decretarlas, generar sus indicadores de cumplimento y de evaluarlas, además de que deben de ser diferenciados desde su creación los indicadores específicos que tienen que atender los ayuntamientos y los gobiernos locales de tal forma que los primeros asuman un compromiso concreto en la aplicación de dicha Alerta.

Los seguimientos puntuales in situ, las revisiones permanentes y la conformación de grupos de trabajo plural y más valorados desde su creación y durante su gestión, son la otra parte del esfuerzo que se requiere para que este mecanismo realmente funcione, como decía al principio, sin lugar a dudas la sola existencia del mismo, abrió la posibilidad de visibilizar, exigir y generar acciones que aunque estaban en la ley no eran llevadas a cabo por los gobiernos y hoy después de la Alerta de Género representan una obligación tanto jurídica como mecanismos político y mediático para su concretización.

Por último, a mi parecer, deben de ser mecanismos que se dicten no desde el escritorio a nivel central, no solamente atendiendo a un formato único, no desde una idea de lo que debiera ser la atención y prevención a la violencia en lo general, o en lo que creemos q es la totalidad de formas y manifestaciones de violencias, sino atendiendo a la particularidad de cada uno de los municipios que fueron decretados con alerta, en la multiplicidad de variantes en cada territorio, porque cada uno tiene una realidad diferente, cada mujer que vive en cada uno de esos espacios se enfrenta a diversas formas de violencia que no son iguales a las de otros municipios y en general a la totalidad del estado, deben de ser mecanismos que visibilicen las interseccionalidades, las violencias contra las niñas, contra las mujeres indígenas, contra las mujeres lesbianas y las trans, entre otras formas de ser mujeres, que a la fecha no se visibilizan en los mecanismos existentes.

Es importante señalar que desde su creación los mecanismos de la Alerta de Violencia de Género han sido de importancia para poder nombrar con claridad algo que no se nombraba, la VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, realidad que sin embargo aún con las alertas existe y sigue creciendo, es por eso que las voces de miles de mujeres en todo el país que reclaman con legitimidad el dolor que les produce el haber perdido a manos de la violencia a una mujer cercana o no cercana, es la fuerza que seguirá impulsando las grandes transformaciones en materia de derechos humanos de las mujeres, de ahí que es de vital importancia, escucharlas, acompañarlas y hacer suyas sus demandas a fin de que se sigan fortaleciendo los mecanismos necesarios para que esta realidad se transforme.

Las Alertas de Violencia de Género NO SON la panacea para acabar con la violencia desgraciadamente, SI SON un mecanismo creado por ley para visibilizar la violencia en un territorio determinado y para generar en el mismo políticas públicas, y legislación que coadyuve a que esa violencia se vea, se frene y eventualmente desaparezca, pero mucho camino hay que recorrer para que esto último logre pasar.

El reconocimiento pleno de factores como la normalización de la violencia, de la urgente necesidad de acceso a la justicia, de la urgente reparación del daño a las víctimas y a sus hijas e hijos, el derecho a la verdad, a la garantía de no repetición son entre otras demandas de las colectivas feministas lo que da sentido a la creación de las alertas de genero así como a la exigencia de que este mecanismo se fortalezca, se transforme y se fortalezca con lo que hasta el día de hoy hemos aprendido de él, recociendo que la existencia de este y otras acciones son producto del grito de hartazgo de las mujeres que demandan y seguirán demandando una mejor vida para todas pero sobre todo una vida en libertad y alejada de las violencias.

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Nuria Gabriela Hernandez Abarca

Maestra en Ciencias Penales y Criminalísticas y Medicina Legal Forense por la Escuela de Derecho de la Barra Nacional de Abogados. Ex titular de la Seimujer Michoacán.

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