Más allá del mes del orgullo LGBT

Stonewalle, 28 de Junio de 1969.
Era el inicio de la revuelta por la lucha de los derechos LGBT en el mundo, hartas del maltrato que sufrían por parte de autoridades y civiles, las personas que en ese lugar se reunían, deciden enfrentarse contra sus agresores, cientos de personas se unen a la manifestación ¿y cómo no hacerlo?, si nadie merece que le golpeen, le encarcelen o hasta le asesinen simplemente por ser homosexual.

México sigue el ejemplo, en el año 78 se manifiestan públicamente en una manifestación por los acontecimientos de Tlatelolco, impulsando así que un año después convoquen a la primer marcha del orgullo homosexual, pidiendo se erradiquen las razias, que cese la violencia y la persecución, es ya 1979.

En Michoacán la realidad no era distinta, particularmente las mujeres trans, trabajadoras sexuales cuentan que en operativos; policías y autoridades las cercaban, las llevaban a una presa donde las mojaban, las desnudaban, las golpeaban, les cortaban el pelo y las violaban ¡sí! los malditos machos que se decían muy hombres violaban a travestis y trans, para luego llevarlas detenidas por 3 o 4 días sin probar bocado.

Llegó el año 2006 y convocan entonces a la primer manifestación pública en la calle principal del centro de Morelia, apenas una veintena de personas, con cartulinas a modo de protesta, diciendo ¡basta de homofobia!

Han pasado 17 años y de esas 20 personas que se manifestaron por primera vez, este 2023, tomaron las calles 65k personas, así es, 65 mil personas en esa avenida principal del centro de Morelia. Pero también al menos 30 municipios, tenencias o localidades de Michoacán hicieron sus propias marchas.

Sin duda una muestra de los grandes avances y libertad que hoy se tienen, es innegable decir que no los hay, como también es innegable no señalar que hoy aún hay quien sigue siendo discriminado por su orientación sexual o identidad de género, que aún hay a quien le hacen la vida imposible en su escuela o trabajo, que hay papás y mamás que echan a sus hijos a la calle por no tolerar la idea de tener una hija lesbiana o un hijo gay y ni que decir cuando se trata de personas trans, las más discriminadas y violentadas siempre.

Tal vez las nuevas generaciones desconozcan la historia, tal vez muchos crean que ya nacieron con derechos y seguramente es así, pero hay que conocer los hechos, hay que agradecer a las y los valientes luchadores que pusieron sus cuerpos y usaron sus voces para defender el hecho de ser ellos mismos, de amar a quien ellos decidan, de dar la oportunidad a personas como yo, de no tener miedo de ser homosexual en una sociedad machista y patriarcal y continuar con ese camino que se va construyendo hacia la inclusión y no discriminación.

Luis Antonio Cortés
El Poder Prieto