Columna: El amor platónico

 Columna: El amor platónico

 

POR ARNULFO LÓPEZ SOTO.

 

Se acerca una fecha muy peculiar para la mayoría de los mexicanos. Una fecha dedicada a la amistad y al amor. Y hablando de este último, estoy seguro que alguna vez en nuestras vidas hemos oído hablar, o incluso hemos creído haber vivido un <amor platónico>. Pero, ¿realmente sabemos qué es? Se torna entonces interesante saber a qué nos deberíamos referir con esa expresión. En sentido común – y muy común – un <amor platónico> no es más que un amor imposible, inalcanzable o utópico. Pero la realidad es que Platón – de ahí la palabra <platónico> – no se refería precisamente a lo que nosotros creemos. La idea principal que el gran filósofo griego tenía del amor, dista mucho de la nuestra. Trataré, dentro de lo posible, explicar en estas líneas la concepción real del <AMOR PLATÓNICO>.

En primer lugar, cabe mencionar que para Platón, el amor es un problema. Pero a diferencia de nosotros que podemos creer que el problema del amor se centra en lo sentimental (primera idea de nuestro amor imposible), para él, el problema del amor está en lo racional. Y es que justifica que el humano busca el amor en donde no lo debe buscar. Lo buscamos en los cuerpos (que tienden a cambiar), lo buscamos en las pasiones (que son inestables), cuando deberíamos de buscarlo justamente, según él, en las almas y en las Ideas.

Otra de las ideas que Platón señalaba fundamental para entender al amor, es la virtud. Argumentaba que solo aquél que fuera capaz de tenerla, estaba preparado para el amor, ya que ésta sería el camino que nos llevaría al alma. Pero no cualquiera puede tener acceso a ella, ya que la única forma de tenerla es mediante la educación.

Justo aquí me detengo, porque es donde tenemos que ir armando el rompecabezas llamado <amor platónico>. Recuerden que decía que para Platón, el amor representa un problema. Nos indica que el verdadero amor está en las almas y en las ideas, pero juntos al problema nos señala parte de la solución, ya que también nos indica cómo llegar al alma mediante la virtud; cosa que no cualquiera puede lograr.

Por otro lado, tenemos el tema del <placer>. Y aquí está otra malinterpretación que le damos nosotros al amor. Y no es que para Platón el tema del placer no sea importante, sino que lo enfoca ahora en las ideas para lograr el <placer intelectual>, señalando que este último es el placer autentico, mientras que para nosotros, el placer lo enfocamos simplemente en los cuerpos. Y tal vez en este punto se pregunten entonces qué pasa con el <placer carnal>, y hacen bien en hacerlo, porque para Platón también es un tema importante, pero insuficiente. Aquí es donde para él debe de entrar <la sabiduría>. Aquél que logré tenerla, entenderá que tiene la misma importancia tener un alma y un cuerpo que a la vez sean <bellos y virtuosos>, capaces de llevarnos al placer autentico que ya analizamos.

Justamente la sabiduría se convierte en otro pilar del amor para Platón. Para el griego el amor es un <instrumento del conocimiento>, y si no tenemos cuidado en no permitir que el amor se convierta en una pasión carnal, pasarán dos cosas: No lograremos llegar al conocimiento que solo el amor real puede darnos y, el amor se convertirá en algo deleznable. Claro está que el amor no es sabio, pero si nos permite aspirar a la sabiduría.

Con todo lo anterior, puedo identificar con cierta claridad el motivo por el cual hemos confundido la concepción del <amor platónico>. Y es que el error que cometemos es creer que el amor está limitado a lo que los griegos llamaban <eros>, que no era otra cosa que el enamoramiento físico. Nos limitamos, como lo he venido manifestando, justamente en él (eros), que cuando nos falta sentimos que el mundo se nos viene encima y empiezan a gobernar en nosotros las pasiones, que al final no nos llevan a ningún lado.

Ya para terminar todo este rompecabezas, Platón resume su idea del amor con una analogía – característica de él –. Nos explica el amor mediante un triángulo. Como todos sabemos, los triángulos tienen tres vértices, y justo en eso está la idea de Platón. Él explica que cada vértice representa un elemento esencial del amor. Por un lado el amante, por el otro el amado y como último vértice <el bien> (las Ideas). Y justo aquí está el amor platónico. El problema no está en encontrar al amante ni al amado, sino que el amor platónico consiste en hacer que estos dos se complementen, se compenetren y se identifiquen con el tercer vértice: el bien, las Ideas, la justicia. Es justamente este vértice el que hará que dos cuerpos que se aman se atraen, se den cuenta que en realidad lo que aman es el bien, las Ideas que los une; los cuerpos podrán declinar, pero el bien, las Ideas, serán eternas, y por lo consiguiente, el amor también.

Con todo esto nos damos cuenta en qué momento podemos decir en realidad que tenemos un amor platónico. ¡Ojalá todos lo tengamos!

<EL AMOR ES UNA FORMA DE CONOCIMIENTO DEL BIEN, Y GRACIAS A ÉL, A TRAVÉS DEL CUERPO Y DE LAS PASIONES CAMBIANTES DECUBRIMOS LA POTENCIA DEL ALMA>.

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Redaccion Indicio Michoacán

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