Si te caes, te levantas por Juan Pablo Santos

Hace siete años, Regina llegó a mi vida haciéndome tío por primera vez, recuerdo ese momento en que la tuve en mis brazos, yo estaba lleno de alegría y miedo por no saber cómo cargarla correctamente, incluso llegué a pensar en que un mal movimiento podía ocasionarle un daño físico, pero afortunadamente todo salió como debía salir.

Al paso del tiempo Regina empezó a comer por si sola, aprendió a gatear, luego supo caminar, pronunció sus primeras palabras y cuando menos lo esperaba ya la podía ver gritando y corriendo por toda la casa, llenando de amor y alegría a quienes cuidábamos de ella.

Tiempo después, a esa pequeña niña le empezó a llamar la atención lo que ocurría en el mundo exterior y era momento de enseñarle parte de lo que es la vida en el mundo fuera de casa.

Recuerdo que en una ocasión Regina y yo fuimos a jugar al parque, nos resbalamos por todos los toboganes, escalamos cuerdas, brincamos obstáculos y jugamos sin parar. Cuando estábamos por terminar esa tarde perfecta de tío y sobrina, ella se cayó al correr por un sendero, inmediatamente corrí a revisarla y a consolarla.

Ella, con lágrimas en sus ojitos color miel, estaba sentada en el piso pidiendo que su mamá fuera a besarla y protegerla, sin embargo su mamá estaba lejos de donde ella y yo nos encontrábamos, así que me agaché, la abracé y le dije unas palabras que hoy por hoy usamos como nuestro mantra: “si te caes, te levantas”

En ese momento ella entendió que a pesar de tener su pequeña rodilla raspada, solo tenía dos opciones, quedarse sentada en el suelo llorando y anhelando que alguien llegara a rescatarla por haberse caído, o levantarse y seguir jugando con el nuevo aprendizaje de que al correr, debía tener la mirada al frente y no de lado (razón por la que tuvo su caída)

La mayoría de las veces, no elegimos nuestros tropiezos emocionales, pero si podemos elegir quedarnos sentados lamentándonos por lo ocurrido, o levantarnos y hacernos responsables de nuestras propias heridas para seguir adelante por la vida.

Yo quiero que Regina crezca con las herramientas necesarias para que llegue a ser una persona autónoma, capaz de saber que pese a las vicisitudes propias del ser humano pueda levantarse por sí misma porque la realidad es que yo no estaré siempre para acompañarla, pero si tendré la certeza de que ayudé a forjar a una niña que no le teme a enfrentar el dolor.

Si estás leyendo este artículo y recientemente perdiste tu empleo, murió un ser amado, truncaste algún proyecto personal, terminaste una relación amorosa o simplemente perdiste el tumbo de tu vida, lo único que puedo decirte es que SI TE CAES, TE LEVANTAS.

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